Ely del Valle
Renovarse o subsistir
En vísperas de su Asamblea, Podemos calienta motores, y lo hace con una división descarnada y una encuesta del CIS en la mano que, sin haber podido sondear el verdadero alcance de la crisis interna, revela un estancamiento en la intención de voto muy preocupante en una formación que consiguió hacer un saque de partido digno del mismísimo Nadal.
En Podemos no hay dos almas pero sí dos estrategias muy diferentes: la que apuesta por el inmovilismo y la que aspira a la evolución; la que cree que su campo de batalla tiene que seguir siendo la calle y la que piensa que para eso, no hacía falta haber llegado a las instituciones; la que sigue considerando que la «casta» política es el enemigo a batir y la que es consciente de que una vez dentro, lo más inteligente es sacarle partido a los escaños conseguidos.
A estas alturas, Pablo Iglesias se comporta como el jefe de una pandi de adolescentes que se niega a crecer porque es consciente de que su poder de encandilar desaparecerá en cuanto las espinillas den paso a una barba cerrada. Errejón, por su parte, considera que hay etapas que se queman para dar paso a otras que no se pueden afrontar con éxito sin un replanteamiento serio de la hoja de ruta. Visto desde fuera, o Podemos madura o corre el peligro de convertirse en uno de esos cincuenteños que siguen frecuentando las mismas discotecas de su juventud sin enterarse de que los años le han convertido en un dinosaurio. La pelea, egos aparte, que los hay, convertirá Vistalegre en un ring en el que se enfrentarán Peter Pan Iglesias, aconsejado por Campanilla Montero– mujer que según aseguran quienes la conocen tiene grandes aspiraciones para sí misma–, y Pulgarcito Errejón dispuesto a sacarle rendimiento a las miguitas que ha ido sembrando por el camino. Estancarse o avanzar. Así de simple.
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