Campaña electoral
Repaso a los nuevos
Todo lo nuevo se hace viejo por el uso y por el paso del tiempo. El tiempo devora las cosas, dice Ovidio. La política no es una excepción. Ahí están los nuevos partidos. Les pasa como a los pantalones vaqueros. Cuanto más roce y más exposición a la lluvia, al aire y al sol, antes se desgastan, pierden color y dejan de ser novedad. En un año, desde su irrupción, han sufrido tantos roces y tanta exposición pública, han ido tantas veces a la lavandería, que ya no se distinguen de los que llevaban tiempo en el mercado de la política. Se atribuye a Pi i Margall, presidente de la I República española, la siguiente obviedad: «Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas no vuelven a recuperarse». Lo que quiero decir es que tanto Podemos como Ciudadanos –los dos partidos prefabricados apresuradamente a base de remiendos de acá y de allá– han perdido la virginidad política, la gracia y la curiosidad del estreno. Incluso, apenas estrenados, ya lucen, como los viejos partidos, algunos lamparones y vemos cómo se les posan las moscas en la bragueta. ¿Saben por qué España es el único país en el que no hay un monumento al soldado desconocido? ¡Pues porque aquí nos conocemos todos!
Unas preguntas. ¿Alguien sabe qué piensa ahora de la «casta» Pablo Iglesias, aliado electoral del Partido Comunista y tirando los tejos al viejo PSOE para gobernar juntos? ¿En qué ha quedado la transversalidad de Errejón? ¿Qué reptiles venezolanos guardan en el arcón? Los famosos círculos ¿eran sólo círculos de tiza borrados por la lluvia? En fin, ¿qué queda de aquella aparente inocencia bautismal? En cuanto a C’s de Albert Rivera, con vocación de bisagra, partidario hace seis meses de apoyar al partido más votado, pero que luego se alió para la investidura con el PSOE, el gran derrotado, cubierto de arrugas y cicatrices, ¿sabe alguien qué hará dentro de un mes cuando se abran otra vez las urnas? ¿Seguirá Albert Rivera negociando a la vez con unos y con otros en mesas separadas, con todos menos con Rajoy? En resumidas cuentas, lo nuevo, ¿es revulsivo purificador o incordio? Hasta ahora la única aportación comprobada de Podemos y Ciudadanos ha sido la destrucción del sistema bipartidista, que funcionaba razonablemente bien en un país poblado de seres individualistas y de políticos cainitas.
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