Resurrección del Tinell

¡Todos para uno y uno para todos! Es el grito de guerra que ha faltado en la conjura de la izquierda moderada, la radical y la antisistema para abortar el gobierno del Partido Popular. Porque queda claro para el PSOE, sus lacayos y allegados más o menos avenidos que Rajoy no tiene derecho a completar la segunda parte de su legislatura.

Lo han decidido, van a saco, por las buenas o por las malas. Y esto significa que se sienten investidos de toda la fuerza moral imaginable para denunciar los presuntos atropellos de la derecha a los derechos civiles más fundamentales. Efectivamente.

Es el colmo del cinismo, de la hipocresía, de la desmemoria. Pero así ha funcionado históricamente la legión socialista y no hay grandes novedades al respecto.

Ahora bien, dice bastante del ruinoso estado en el que se halla la oposición al PP el hecho de que la lidere un político con toga desacreditado, desprestigiado, inhabilitado, expulsado de la carrera judicial por haber delinquido, por haber decidido acerca de cuestiones de interés general de forma injusta a sabiendas de que estaba vapuleando la ley y la ética más elemental.

Naturalmente que la política la hacen en democracias robustas y de calidad actores que trascienden a los políticos profesionales. Es sano y hasta admirable. Pero esto es otra cosa. Se avecina una etapa estratégicamente sostenida de juego sucio, agitación y propaganda. Ahí está de nuevo Garzon, abierta o sutilmente, como en tantas ocasiones.

Y ahí deberemos estar quienes entendemos que parte de nuestros compatriotas, por difícil que sea su situación personal, no merecen ser tratados como desesperados o pardillos. Así no, don Baltasar. Así no.