Relevo en el PSOE

Salvemos el PSOE

La Razón
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Los socialistas nos llamamos unos a otros por nuestro nombre de pila, precedido por la palabra «compañero». Es algo que llama la atención a quienes no pertenecen a la organización, pero dentro de ella suena a hostilidad no usar esta forma.

La RAE define compañero como una «persona que se acompaña con otra para algún fin», por eso, quienes fundaron el Partido Socialista hace mas de 100 años, empezaron a llamarse así y lo hicieron con plena conciencia de lo que significaba: querían reforzar la idea de que formar parte del PSOE implica un compromiso con sus miembros y con el resto de la sociedad, el de recorrer juntos el camino para hacer del mundo un lugar mejor.

El problema es que a fuerza de usarse como mera formalidad ha ido perdiendo peso su significado, hasta convertirse en poco más que una norma de uso dentro de la organización. De otra manera sería impensable alguno de los episodios que están ocurriendo en la campaña de primarias.

La elección de un líder a través de un proceso de estas características puede ser un ejercicio de revitalización de los debates y de la participación de los afiliados a un partido político, pero también se puede convertir en un instrumento de destrucción de la propia organización y de la convivencia de sus miembros. Todo depende de la talla política y de la inteligencia de los protagonistas.

Los candidatos en primarias no deben perder de vista que compiten con otros compañeros, con hombres y mujeres con los que deberían compartir valores, ideas y un ideal de sociedad.

Quienes convierten el proceso de elección de un líder en una batalla de insultos groseros y gratuitos, ponen de manifiesto que no se considera compañeros a los demás miembros, sencillamente la organización es un instrumento necesario que debe ser utilizado para conseguir el auténtico fin: el poder.

El alcalde de Calasparra ha insultado y desacreditado a la dirección del partido y a la candidata que ha obtenido el mayor número de avales. Si no pide disculpas por su salida de tiesto, difícilmente podrá volver a llamar compañeros a los que ha agredido con sus palabras.

Algunos sectores están realizando una campaña de primarias guerracivilista, populista y cargada de agresividad contra el resto de candidatos. Eso no es bueno para el futuro del partido, gane quien gane, porque genera heridas y divisiones difíciles de curar.

Pero aun siendo muy grave lo que ha dicho el alcalde murciano o lo que dijo hace algunos días el alcalde socialista de Valladolid, lo peor es la falta de reacción del Sr. Pedro Sánchez ante un responsable público socialista difamando a sus compañeros.

Si quien ha sido secretario general del PSOE, y aspira a volver a serlo, no llama al respeto y exige disculpas a quien insulta a los compañeros, nos da una señal clara de cómo piensa dirigir el Partido Socialista si los militantes le diesen la confianza.

Lo que está en juego el 21 de mayo no es el nombre que estará en la puerta del despacho del secretario general, lo que está en juego es el partido en sí mismo. Muchos pensamos que la Sra. Susana Díaz reúne las condiciones adecuadas para sacar adelante la organización, por eso la votaremos, pero más importante que eso es que está en riesgo lo que significa ser socialista. Nuestro objetivo es: salvemos el PSOE.