Paloma Pedrero

Se va

Ya te vas, viejo, y yo lo siento. No puedo evitar la nostalgia en las despedidas. Un poco de vida se queda atrás, se hace pasado. Aunque yo no soy de las que miran atrás. Haré una excepción hoy, hoy que aún estás aquí y te hablaré de mí. De mí nada más, porque no has sido ni mínimamente amable con muchos. Mira, mira aquí al lado, cuantos hay sin trabajo, sin casa, sin estufa encendida, sin opinión, sin salud, sin dignidad. Mira cuantos están enfadados, tristes, gélidos, indignados. Sí, ya sé que no es sólo culpa tuya, pero tú no has dado ni un pasito a favor de los más necesitados, y eso, lo reconozcas o no, es la realidad. Conmigo, sin embargo, has sido espléndido. Gracias, viejo. En abril tuve mi última cirugía y quedé como nueva. Hasta junio del que viene no tengo revisión. Bien. Y de trabajo..., uf, de trabajo ha sido lo más. No, ya sé que no me han dado premios, ni he ganado dinero, pero he montado obra nueva con mis «Caídos del Cielo», mis actores sin hogar. Y, aunque he sufrido lo mío, no sabes cuanto, se hizo el milagro. El milagro del teatro. Me siento tan llena con eso, tan contenta. «Magia Café» se representará en un buen teatro en el joven 2014, pero en ti se gestó y estrenó. Gracias. De amor no me quejo en absoluto. De novio, nada, viejo tacaño, pero de hijos, amigos y hermanos del alma me siento rica. He aprendido a querer un poco más. Así que agradecida, guapo. Aunque espero, y pondré lo mío, para que 2014 sea más ancho y generoso. Que traiga un poco de luz. A muchos.