Julián Redondo

¿Señoqué?

La Razón
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El muy sagaz eurodiputado holandés Derk Jan Eppink, antes de abandonar, ceder o perder su escaño exigió en 2012 una investigación al Parlamento Europeo con este sesudo planteamiento: «Presentía que algo iba mal con Bale –y no se refería a sus lesiones ni a sus recaídas–. Sabía que Bankia era el banco de referencia del Real Madrid, lo que podía implicar que el dinero que enviaba Europa para salvar a Bankia se utilizaba para ayudar al Madrid en el fichaje». La investigación tuvo menos éxito que las del Superagente 86 y terminó casi antes de empezar porque la caja no estuvo en la operación. «Y no nos habría importado, porque el Madrid paga y los bancos estamos para dar créditos». La financiación correspondió al Santander. El sueldo mensual de un eurodiputado es de 6.250 euros netos, más otros 4.300 para gastos generales, más dietas de 304 cada día que participan en una actividad oficial. Un requetechollo.

Cuatro años después, tres ¿señorías?, Daniel Dalton, conservador británico; Sander Loones, nacionalista flamenco, y Ramón Tremosa, de Convergencia o como se llame, han vuelto con la burra al trigo y piden a la Eurocámara que investigue el fichaje del galés pues se malician que fue sufragado con dinero público. Parecía probado el error y al Santander no lo rescataron. Lo seguro es que el sueldazo de sus ¿señorías? procede de los impuestos que pagamos los contribuyentes de los 28 estados miembros. Su caso no merece una investigación sino un despido inmediato por incompetencia.

A todo esto, el «Zidane Madrid» ganó en el Olímpico de Roma. Ya está más cerca de cuartos y más lejos de la Liga, ganó el Barça en Gijón.