Alfonso Ussía
Seriedad limitada
De cuando en cuando aparecen en el guiñol de la política muñecos nuevos. Se dicen representantes de la indignación social. Recuerdo la acertada frase del profesor Ramón Tamames cuando el PSOE celebró aquello de «Los Cien Años de Honradez». Don Ramón, que por aquel entonces militaba en el Partido Comunista, redondeó el mensaje con una efectiva mala uva: «Cien Años de Honradez y Cuarenta de Vacaciones». Se refería, claro está, a la inexistencia del PSOE en la lucha clandestina contra el franquismo. Puede establecerse una comparación entre las vacaciones del PSOE durante el régimen anterior y la de Ada Colau en los siete años de zapaterismo. Para los desinformados sirva destacar que la señora o señorita Colau se dedica a organizar violentas manifestaciones coactivas ante los domicilios particulares de los dirigentes del Partido Popular por los desahucios. Los hubo a centenares de miles entre los años 2004 y 2011, pero su organización se hallaba de vacaciones. Lo menos que se le puede decir a la señora o señorita Colau es que su seriedad, en el mejor de los casos, entra en la consideración de muy limitada. Como la de otro personaje de las izquierdas virulentas. El dirigente del Sindicato de Estudiantes, que lleva cuatro años sin matricularse de nada ni abrir un libro. Coincidencia entre los líderes. Ada Colau carece de presiones hipotecarias y Tohil Delgado no estudia. A estas anécdotas, que demuestran una seriedad más que discutible, se suma de golpe el escándalo mayúsculo de los ERE. Más de mil millones de euros trajinados en Andalucía. Los sindicalistas no quedan bien. El ex dirigente andaluz de UGT, compañero Lanzas, se ha metido en el bolsillo más de once millones de euros, y «los entornos» de UGT y Comisiones Obreras se apañaron con cinco millones de los euros estafados a los trabajadores andaluces. Lo de Griñán y Valderas tampoco ingresa con honores en los espacios de la seriedad. Al menos, tanto uno como el otro se libran de las manifestaciones ante sus hogares, porque Ada Colau, que ha vuelto de sus vacaciones, sólo se ocupa de los del Partido Popular. Claro, que lo de las Cajas de Ahorro y posteriores bankias tampoco es de recibo. Los accionistas de Bankia que invirtieron sus ahorros en acciones de la entidad cimentada en Caja Madrid se han arruinado. Lo lógico es que también se hayan arruinado sus principales responsables, pero, según me entero, Miguel Blesa ha visto recompensada su incompetencia con casi diez millones de euros, que no es moco de pavo ni cuesco de colibrí. Esa chulería de la casta bancaria, que no es lo mismo que la casta banquera, se ha visto muy apoyada por el Partido Popular en los últimos años. Algo escribí sobre Blesa en determinada ocasión. En una boda coincidí con José María Aznar, al que se le ha quedado la manía de regañar. Me tomó del brazo, me llevó hasta un rincón y me dijo con honda seriedad: «No te equivoques. Blesa es un gestor honorable». Vale.
Pequeños detalles. Toda la familia se reúne en la calle para protestar airadamente de los recortes, y en cuanto pueden, como empresarios progresistas que son todos sus miembros, recortan once puestos de trabajo. Se trata de una anécdota al lado de los ERE del Grupo Prisa o de los propios sindicatos. ¿Qué son once familias más en el paro? Eso se lo habrán preguntado los dueños de «La Bardemcita», el bar-restaurante de los Bardem, que fue un gran negocio y ahora pasa por los mismos sinsabores que otros empresarios soportan sin despedir a nadie. Ellos no desean seguir luchando por el negocio, y lo cierran. Se esperan novedades. Cuando un trabajador es despedido, también puede considerarse desahuciado de su puesto de trabajo. Pero Ada Colau no se ocupa de esas cosas, y Javier Bardem menos, que está en Los Ángeles alquilando una planta del hospital privado judío para que nadie moleste a Pe en el parto del segundo nene.
El resumen de todo esto es que quizá, no quiero ser osado, a todos nos hace falta un poco de seriedad y coherencia.
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