Iñaki Zaragüeta
Si no me gusta, tengo otra oferta
Cuán poco de don Quijote y cuánto de Groucho Marx tiene la personalidad del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al exhibir su oferta política a los diferentes partidos que tienen en su mano apoyar la candidatura a la presidencia, cuyo objetivo exclusivo se centra en contentar a todos en una operación de funámbulo imposible de llevar a cabo si cada uno es coherente con lo que ha venido predicando hasta ahora.
Mientras el Ingenioso Hidalgo luchó hasta la locura por sus convicciones hasta tratar de imponerlas a la realidad, Sánchez las amolda, las convicciones, según a quién se dirija. Así lo demuestra la buena acogida de su oferta, más concordante con un programa electoral que con un proyecto de gobierno, por parte de Ciudadanos y Podemos a pesar de que mantener una rotunda negativa a dialogar entrambos. Tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias se han excluido mutuamente. ¿Será una pose? Su semejanza a Groucho Marx no es, desde luego, en lo que éste tenía de genial ni la grandeza natural que le adornaba, sino en aquella frase para la posteridad. «Estos son mis principios; si no le gustan, aquí tengo otros». A ello parece apostar por culpa de su obsesión por entrar de inquilino en el Palacio de la Moncloa. «Si el asunto del referéndum catalán puede suponer un obstáculo, lo dejo al margen. Si la reforma constitucional puede dificultar las negociaciones, eludo explicar en qué consiste. Expongo, sin concretar, lo que suena bien a todos...». Y así sucesivamente hasta alcanzar la meta final. En eso, en la terquedad por llegar, sí podría haberlo copiado del protagonista de la eterna obra de Cervantes. Demasiado poco. Así es la vida.
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