Toros

Ely del Valle

Sin entrañas

La Razón
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Pues me alegro de que la Guardia Civil haya detenido a dos de los muchos energúmenos que desearon la muerte a Adrián; no porque tenga nada personal en su contra: no los conozco de nada y bastante tienen ellos con tener que convivir consigo mismos, pero ya va siendo hora de que alguien ponga puertas a un campo, el de las redes sociales, que algunos se dedican a abonar con sus propias miserias. No sé cuánto de delito tiene, desde el punto de vista penal, querer que muera un niño enfermo, pero el odio que destilan quienes son capaces, no ya sólo de pensarlo sino de sentarse y escribirlo con todas sus letras es tan virulento, tan inhumano que da miedo, sobre todo porque su detención ya ha sido debidamente criticada por otros muchos que por lo visto comparten esa amargura extrema que les lleva a matar con la intención, que es otra forma mucho más sutil de asesinato.

No creo que terminen con sus huesos en la cárcel, es más, tengo mis dudas de que eso fuera de alguna utilidad, pero quizá habría que pensar en una especie de programa de desintoxicación mental y por supuesto en un multazo de los de agárrate y no te menees, más que nada porque está demostrado que no hay órgano que duela más que la cartera, sobre todo cuando se carece de corazón y de entrañas. No sugiero una visita a un hospital de oncología infantil porque no hay niño que se merezca ese castigo y porque, a lo mejor, hasta lo disfrutaban. Repito que no sé lo que dice la ley al respecto, pero sí lo que dice la lógica más aplastante, que es la que espero que aplique el juez que les toque en gracia. Y lo que dice esa lógica es que si estos se van de rositas, se habrá hecho un flaquísimo favor a la condición humana.