Carlos Rodríguez Braun

«Smoking gun»

La única explicación razonable de la prisión incondicional sin fianza de Miguel Blesa estriba en que el juez Elpidio José Silva ha encontrado la «smoking gun», es decir, la pistola humeante, la proverbial prueba irrefutable de que Blesa es mucho, pero mucho más de lo que parece. Es decir, no se trata simplemente, en el peor de los casos, de uno de los tantos listillos que por presiones políticas más o menos descaradas y siempre oportunistas del PP, el PSOE, IU, UGT y CC OO acabaron gobernando y desgobernando las cajas de ahorros de España en su proceso de politización, sindicalización y consecuente degradación. Si fuera por eso, como escribí hace algunas semanas en LA RAZÓN, no alcanzarían las cárceles de nuestro país para alojarlos a todos y todas (http://goo.gl/4xEpS). Esto es lo que debe exigirse al juez: en efecto, más allá de bucear en su polémica biografía, o incluso en sus insólitas formas de proceder, hay que atenerse a la legalidad, y aclarar primero si cometió o no un fraude de ley atribuyéndose la investigación de un supuesto delito mediáticamente goloso para lo que carecía de competencia, separando la presunta concesión fraudulenta de préstamos a Gerardo Díaz Ferrán de la compra del City National Bank de Florida, o no abstenerse de intervenir en un proceso hasta que termine la tramitación de la recusación, quebrantando así el artículo 61 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, como apuntó J.M. de Pablo (http://goo.gl/ic9Co). Y lo más importante, lo crucial, es que presente la pistola humeante, que no puede ser el colapso de Caja Madrid, porque una quiebra no es necesariamente delictiva: para que lo sea es necesario probar que ha sido fraudulenta. Nadie va a la cárcel por invertir mal y perder. El fraude en el caso del banco de Florida podría estribar en un inflado artificial y doloso del precio de compra, que resultó en un perjuicio para Caja Madrid y en un beneficio para Blesa y sus cómplices. Eso es lo que debe demostrar el juez. Aún.