Cristina López Schlichting

Somos 9 millones

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Pese a la crisis y al descrédito que padecen las instituciones españolas, la Iglesia sigue recibiendo un llamativo respaldo tributario. Desde 2007 rige un acuerdo firmado entre la Conferencia Episcopal y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, por el que los fieles que lo desean destinan el 0,7 por 100 de sus impuestos a la Iglesia. En el último ejercicio fiscal la cifra fue de 7.357.037 aportaciones. Puesto que el 23,24 por 100 de las declaraciones a hacienda son conjuntas (de marido y mujer), se puede estimar que en torno a 9,1 millones de declarantes españoles marcaron la cruz a favor de la Iglesia ¡Un millón más que los que empezaron haciéndolo en 2007! La cifra no incluye a quienes, por su bajo nivel de ingresos, están exentos de tributar. Sorprenden por lo tanto, por temerarios, los que como Alfredo Pérez Rubalcaba hablan de romper los acuerdos Iglesia-Estado ¿Qué sindicato, patronal, partido, cuenta con nueve millones de personas respaldándolo económicamente? Y eso teniendo en cuenta que las entidades citadas –al contrario que la Iglesia– se financian de los presupuestos. Con muy pocas excepciones, la Iglesia católica paga el IVA y el IRPF. Si sólo tributa por alquileres y ventas al 10 por 100 o si está exenta del famoso IBI en sus edificios representativos o de culto, no es por los Acuerdos Iglesia Estado de 1979, sino por la ley 49/2002 que regula las actividades de las Entidades sin Ánimo de Lucro. Por esta ley, también la Cruz Roja, las ONGs, sindicatos o fundaciones de los partidos políticos reciben un trato semejante: pagan sólo el 10 por 100 en sus compraventas y tampoco pagan el IBI. En realidad, al señalar a la Iglesia, se pretende decir que sus actividades no constituyen un bien social, cosa difícil de sostener justo en los momentos en que, por su comportamiento en plena crisis, su prestigio no hace sino crecer. Sólo en dinero, la Iglesia ahorra al estado 14.000 millones de euros. Pero la gran contribución eclesial es la provisión de valores y el sostenimiento de la esperanza de una sociedad desmoralizada. ¿De veras desprecia el PSOE esta aportación y a los nueve millones de ciudadanos que la sostenemos?