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Carlos Rodríguez Braun

Tercera y empate

Tercera y empate
Tercera y empatelarazon

Contradiciendo el viejo refrán, a la tercera revisión al alza del rating de España no vino la vencida sino el empate. Moody's nos subió de Baa3 a Baa2 y después Fitch nos mejoró de BBB a BBB+ y mantuvo la perspectiva en «estable», como comentamos aquí hace un mes (http://goo.gl/eg8yR7). Por fin, ayer la economía española aprobó el examen de Standard & Poor's, con una nota mejor, pasando de BBB- a BBB con perspectiva estable. La agencia revisó al alza sus previsiones de crecimiento para 2014 a 2016, del 1,2% al 1,6%, haciendo mención explícita de las reformas estructurales adoptadas por el Gobierno, en particular a la reforma laboral.

Y, sin embargo, no sucedió nada extraordinario. Mientras la Prensa internacional, desde primera hora de la mañana, recogía el «upgrading» de la deuda española, a lo largo del día las expresiones que corrieron en el mercado repitieron una misma idea: tanto el Ibex como el bono estaban «atascados» o «anclados» cerca de los valores que habían tenido en los últimos días. ¿Qué está pasando? Al menos, dos cosas.

Lo primero que pasa es la falta de novedades. De hecho, todo el mundo esperaba esta tercera subida del rating, por las otras dos decisiones en el mismo sentido de Fitch y Moody's. Asimismo, ayudó a descontar la noticia el hecho de que se ampara en datos económicos ya conocidos, desde las mayores previsiones de crecimiento hasta los mejores datos del mercado de trabajo. Lo segundo que sucede son los elementos inciertos, y no solamente en el terreno político, agitado por la inminencia de las elecciones europeas y episodios de violencia en el Este.

En el terreno económico se mantiene la doble pinza del débil crecimiento y la abultada deuda. Éstos no son ingredientes que contribuyan al entusiasmo. También ayer recordó «The Economist» el letargo de varias economías desarrolladas, empezando por la de Estados Unidos. Si bien el panorama parece algo mejor en Europa para Alemania o el Reino Unido, otras dos grandes economías de nuestro entorno más cercano apuntan en dirección contraria: Italia y Francia.