Libros
Territorio lector
A Jean Paul Sartre le encantaba vagabundear por las bibliotecas y concederse «el placer de asaltar la sabiduría humana». Quizá andamos cortos de sabios porque no pisamos una biblioteca ni por error. Según el CIS, el 70% de los españoles no va a las bibliotecas. Y todo es susceptible de empeorar: el 40% de los españoles no ha leído un solo libro en el último año y un 60% jamás acude a una librería. Así nos va.
En una biblioteca está el mapa del territorio lector, ahí encontraremos la dirección, el sentido y los caminos correctos, pero algunos se han perdido o han cogido un atajo. Muchos confunden el mapa con el territorio y acaban en un portal de descargas ilegales donde no descargan libros, se los cargan y con ellos, las historias, la imaginación y la capacidad de vivir. Piratear un libro no es un robo, es un homicidio en toda regla, porque se está matando algo más que la creación o la propiedad intelectual. Para Sándor Márai «la literatura es algo más que arte, es una respuesta, un comportamiento ético». Declararse amante de la literatura a través de un comportamiento nada ético e ilegal como la piratería, es mentir y la mentira lo hace imposible. Los libros son propiedad de los lectores que aman y viven la literatura, no de quienes la prostituyen y la matan.
8 de cada 10 libros se piratean. Y quien lo hace cree tener la justificación perfecta: no tiene dinero, es decir, no tiene 9, 15 o 20 euros para comprar un libro. Para gastarlo en un par de copas, sí, y eso que duran menos que un libro y abandonan antes nuestro cuerpo. Si eso fuera cierto, irían a las bibliotecas, donde se leen los libros de forma gratuita. Si nadie quisiera pagar la entrada de cine, el pan, el café o el billete de metro, porque lo puede conseguir gratis mediante el robo, la sociedad se vendría abajo. Decía Stendahl que «ir sin amor por la vida es como emprender un viaje sin un libro». A este paso, nos quedaremos sin libro, sin viaje, sin mapa y sin territorio al que acudir. Y estaremos perdidos.
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