Julián Redondo
«The happy one»
Al día siguiente de sumar su octavo título de Roland Garros, Rafa Nadal cumplió con el ritual de la visita a Eurodisney. Se fotografió con Sullivan «Monstruos SA» y con todo bicho animado, peluche y viviente. Rafa es así. Mostró satisfecho el trofeo, lo mordió, como de costumbre, y compartió su felicidad con el mundo entero. Mientras él posaba para la posteridad, Mourinho preparaba su segunda presentación en el Chelsea. En la tienda del club, un arco daba la bienvenida a «The special one»; las camisetas con esa leyenda se agotaban. La afición está con él; Abramo-vich, seguro que también, caso contrario no le habría vuelto a fichar. No conozco a nadie que compre dolores de cabeza y «Mou», si lo fue, allí ya no lo es. O así parece. Sin embargo, antes circuló un rumor. Según el «Mail on Sunday», Michael Emenalo, el Valdano del Chelsea, habría presentado su dimisión por disparidad de criterios con el repescado. El dueño no la aceptó, valora su trabajo. Otro rumor: no quiere a Mata, Torres, Óscar y Hazard. Y de ahí, a sus certezas. Aseguró que llegó al Madrid para terminar con la hegemonía del Barça, que en sus tres años le ha ganado por 7 títulos a 3; el último, la Liga de los 100 puntos de Vilanova, el entrenador que pasó de ser segundo de Guardiola a titular y en su primera temporada, convaleciente buena parte de ella en un hospital de Nueva York, recuperó la «hegemonía» azulgrana. Reveló también que es muy feliz con su regreso y se rebautizó «The happy one» sin haberse desprendido de la careta avinagrada. Si él es el feliz número uno, ¿qué será Nadal? Por el aspecto le gana por goleada.
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