José María Marco

Tiempos de incertidumbre

El brote de ébola en España y en Estados Unidos ha puesto de relieve la necesidad de controlar la enfermedad en su foco original. Hay personas que ya están trabajando en la contención de la enfermedad aquí, como el personal sanitario español del que Teresa Romero es un gran ejemplo. Y hay gente que lleva más tiempo haciéndolo en los países africanos, como los miembros de Médicos sin Fronteras (MSF), con 16 de sus trabajadores infectados y nueve fallecidos por la enfermedad. En esta minoría heroica hay sacerdotes, como los pertenecientes a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, y misioneros cristianos.

La sociedad española apoya esta presencia. Así lo demuestran las cifras de donaciones para las misiones evangelizadoras. En 2012, los españoles donaron 10.212.912 euros, de los 78.033.410 recogidos en todo el año para este objetivo. De ellos, 6.571.915 euros fueron destinados a África, el territorio donde es más necesario trabajar. En cuanto a los misioneros, en 2012 había 14.000 españoles repartidos por todo el mundo, de los que un 13,8 % (cerca de 2.000), en África. En septiembre, había en Liberia cuatro misioneros españoles, diez en Sierra Leona y doce en Guinea.

A estas personas les mueve la solidaridad, el amor al prójimo y, en más de un caso, la fe. Siempre prima la convicción de que lo mejor que podemos hacer es ayudar a los demás, en particular a aquellos que están en una situación de tal gravedad que son incapaces de valerse por sí mismos. Se expone la propia vida, pero estas personas están dispuestas a hacerlo sin quejarse, sin dar lecciones, sin esperar a la movilización política ni de la opinión pública.

El que seamos capaces de encauzar los brotes de ébola en los países desarrollados no quiere decir que volvamos a tiempos de seguridad completa. Al revés, lo ocurrido nos demuestra una vez más que nuestro mundo global es y va a ser un mundo de incertidumbre. Lo es porque cada vez tomamos más decisiones de forma autónoma. Esto nos puede llevar a pensar que cada vez dependemos menos de los demás. Lo contrario es más cierto, y cada día vamos a depender más y más de los otros. Personas como Teresa Romero, los miembros de MSF o los misioneros cristianos nos dan un ejemplo preciso de cuál es la actitud correcta ante esta nueva realidad. Cosas que pueden parecer muy antiguas, como el Domund –que se celebra este domingo 19 de octubre–, cobran así un nuevo significado.