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Tiro al blanco

La Razón
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Gerard Piqué, portavoz oficioso del Barcelona, conseguidor de patrocinadores para el club y candidato no reconocido aún a la presidencia azulgrana desde el momento en que cuelgue las botas, abrió la veda contra el Madrid y su mensaje está calando como lluvia fina. El vicepresidente Jordi Cardoner tardó menos en alinearse con los postulados del central que Luis Enrique en percatarse de la fiabilidad de Aleix Vidal en el lateral derecho. Y Luis Enrique, en lugar de frenar, ha acelerado; en lugar de templar los ánimos, los ha exacerbado.

Preguntado sobre los valores del Madrid, él, que estuvo en la casa, añadió más gasolina al fuego al afirmar que es «más radical» que Piqué. No dejo de preguntarme si odia al Madrid porque no se opuso a su traspaso al Barcelona y no cumplió algún sueño íntimo, y salió frustrado, o porque le dejaron a deber alguna mensualidad, que no parece el caso porque eso se arregla en Magistratura.

Para generar más caos en ese totum revolutum, Piqué mezcló los valores de una entidad con los negocios del palco, o sea, los higos con las témporas. El patinazo fue de tal calibre que un antimadridista declarado como Joan Gaspart le llamó la atención por su desafortunada alusión a los principios de un club adversario. Y la bola siguió creciendo, imparable, mientras Josep María Bartomeu miraba hacia otro lado y evitaba pronunciarse. Y claro, no hay como darle un hueso al periodismo para que lo roa hasta que desaparezca.

Preguntar a cualquiera sobre lo que dijo Piqué es «trending topic», la moda; pero hay quien elude la cuestión, como el presidente blaugrana, quien la rechaza, como el ex presidente Gaspart, y quien se recrea en la suerte, como el entrenador. Es el tiro al blanco, lo que viene a ser madriditis.