Iñaki Zaragüeta

¿Todo es un cenagal?

¿Todo es un cenagal?
¿Todo es un cenagal?larazon

El «Cataluñagate» sigue soltando carnaza en forma de delincuentes. Desconocemos su identidad, pero políticos, partidos, instituciones, empresas, club de fútbol y... podrían haber compuesto un entramado propio de regímenes dictatoriales y policíacos. Las grabaciones a diestro y siniestro son una vergüenza democrática. Lo curioso es que, de este escándalo, sólo se encuentran detenidos los miembros de la agencia de detectives, mientras el resto de protagonistas andan tan panchos.

Los tiempos pretéritos hasta el instante que escribo estas líneas dan la impresión de que en España no va a quedar títere con cabeza. Uno tras otro, una tras otra, van cayendo del pedestal y el fango se expande hasta lo impensable. Parece como si todo fuera ciénaga y, para encontrarla, basta por interesarse en ello. Así se desprende de los acontecimientos de las últimas horas en Cataluña, una comunidad que se encontraba hace unos años en la vanguardia del desarrollo económico, social y cultural, hasta caer a la velocidad de bólido desde que optó por el tripartito (ayer se descubrió que aquel Gobierno encargó tres informes a la firma de marras Método 3).

Cataluña se debate hoy entre el ser y la nada, con sucesos que impiden al nacionalismo recurrir a ese gran bálsamo de culpar al Gobierno central y a España, por más que Duran Lleida, tan silencioso en otros patios, pretenda poner el ventilador hacia el CNI. Está afectada por tal cenagal que siento la tentación de aceptar la tesis de mi amigo Rogelio: «El proyecto de independencia blandido por los políticos catalanes en los últimos tiempos proviene de conocer con antelación la que se venía encima, no al revés». No ha podido salir peor. Así es la vida.