Cástor Díaz Barrado
Todo por decidir
La conformación de un nuevo Gobierno en Italia que cuenta con el apoyo del Movimiento 5 Estrellas y del Partido Democrático representa, desde luego, un inicial triunfo frente a las tesis más pesimistas que se cernían sobre el país cuando el entonces ministro del Interior, Matteo Salvini, pretendió provocar en agosto la celebración de unas nuevas elecciones. Lo que no se sabe todavía es si se trata de un éxito parcial y si estamos en presencia de una solución meramente provisional.
Las posiciones políticas en Italia están sumamente enfrentadas y la sesión que ha tenido lugar en el Senado italiano para dar luz verde al nuevo Gobierno es una muestra más de lo que verdaderamente acontece en el país alpino. Será difícil que el nuevo Gobierno goce de alguna tranquilidad, puesto que la Liga y sus aliados están empeñados en poner fin decididamente a esta nueva etapa que se abre en la política italiana y aspiran, sobre todo, a un nuevo tiempo que comience con la celebración de elecciones. La oposición ya tiene puesta la mirada en los próximos comicios regionales.
Sin embargo, Italia sigue enfrentándose a graves problemas que afectan al funcionamiento esencial del país y que no tienen que ver tanto con el discurrir político que ha sido complejo en este Estado. Los líderes italianos deberían estar bastante preocupados por la situación económica. Asimismo, deberían buscarse soluciones a la cuestión migratoria, asunto que sirve, como ninguno, a los seguidores de Salvini para expresar con contundencia posturas anti europeas. Además, la estabilidad del nuevo Gobierno tampoco está plenamente asegurada.
El primer ministro, Giuseppe Conte, tiene una ingente tarea por delante y su principal propósito debería ser equilibrar la situación económica del país con base en acuerdos con la UE. Mientras, la oposición parece que quiere optar por hacer mucho ruido y acelerar la celebración de nuevas elecciones. Nada está decidido en la política italiana en estos momentos. Todo puede cambiar en cualquier instante. El nuevo Gobierno nace con pocos componentes de estabilidad y de certidumbre. Pero esto tampoco augura el triunfo de la oposición.
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