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Tonterías, las justas

La Razón
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Don Felipe, ordenando el tráfico de admiradores, «poco a poco, para que podamos hablar todos»; Doña Letizia, interesándose por el día siguiente de los deportistas de élite una vez cruzada la última meta; Don Juan Carlos y su inseparable bastón, conversando con Ruth Beitia; Doña Sofía, de acá para allá, sonriente; en un rincón del que se evaporaron Iniesta, Tebas y Sampaoli, el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete, con Alejandro Blanco, presidente del COE, y con Luis Rubiales, de AFE.

Caras serias que no escapan de la curiosidad del ministro Iñigo Méndez de Vigo. Falta Ángel Villar en la ceremonia de los Premios Nacionales del Deporte de 2015, entregados en 2017 porque los políticos, en 2016, tardaron más que los ciudadanos en ponerse de acuerdo para nombrar un Gobierno.

Pero Villar es el personaje del día. Presidentes de otras federaciones, colegas suyos, tampoco entienden que después de rozar el holocausto con Cardenal inicie las hostilidades con Lete. Alguien muy próximo a él, un amigo, no se lo explica, «es muy burro». Sus aliados contra el antiguo eje del mal (Liga-CSD) cuestionan el desafío a quien le ha tendido la mano y con quien ha fraguado, en consenso, un reglamento para convocar de una puñetera vez las elecciones en la Real Federación Española de Fútbol.

Villar se va a quedar solo, arropado por pelotas y correveidiles (gracias, José María), y enfrentado al mundo por modificar a última hora lo pactado y volver con la burra al trigo. Y todo, según parece, porque Lete recibió a Jorge Pérez, su anterior hombre de confianza dispuesto a darle la batalla electoral, cuando sea candidato, que aún no lo es. No le inhabilitó Miguel Cardenal; si persiste en su tozudez, puede que lo haga Lete. Diálogo, el necesario; tonterías, las justas.