El desafío independentista
Tractolandia y Tabarnia
En el mundo paralelo de las redes sociales, todo se viraliza a una enorme velocidad y los comentarios, sarcasmos, memes, vídeos y fakes se multiplican de forma incontrolable, fuera de los canales tradicionales, y a partir de una noticia cierta o falsa se proporciona a las redes sociales un enorme poder para generar opinión y relato, y a través de Twitter y Facebook, se puede controlar compras de marcas, prevenir crisis económicas, ganar reputación online, detectar KPI’s que permiten potenciar la presencia online, detectar influencers y generar hashtags para ganar presencia mediática. La guerra de la comunicación comercial del siglo XXI ha entrado en el mundo de la política, ya nada volverá a ser como antes, como hemos visto en los últimos procesos electorales, en el Brexit o en la elección de Trump. La posverdad is coming. Esta semana ha triunfado en el mundo de la comunicación online, un neologismo llamado «Tabarnia», la idea de crear una nueva comunidad autónoma en Cataluña, y que propone la agrupación de Barcelona y Tarragona, separándose así de la «amenaza separatista» y de la «Cataluña rural y pobre», que representarían Girona y Lleida, es decir «Tractolandia». Sus argumentos son idénticos a los que recurren los independentistas para impulsar la independencia de Cataluña, y desde el humor ha conseguido que el fenómeno «Tabarnia» en 24 horas se convirtiera en «Trending Topic» con más de 500.000 tweets y millones de comentarios de gentes de toda España, noticia en medios de comunicación de todo el mundo y que ha servido de posverdad ante las irracionales propuestas que durante años hemos sufrido pacientemente la mayoría de catalanes que vivimos en «Tabarnia». El hartazgo que ha generado el supremacismo catalán, que se concentra en la llamada zona de «Tractolandia», ha movilizado a buena parte de los barceloneses y tarraconenses, ha puesto muy nerviosos a los separatistas al usar sus propios argumentos, es decir el «Troleo» convirtiendo a Tabarnia en la metáfora de la posverdad y en el mejor antídoto contra el independentismo, al ponerlo ante su espejo de mentiras y falsedades. El proces ha dominado el debate político en Catalunya y contaminado todo el proceso de recuperación económico de España, y el recochineo de las redes sociales ha dejado en evidencia la debilidad argumental de los rupturistas.
Más allá del debate humorístico, «Tabarnia» ha puesto sobre la mesa la necesidad de plantear de forma seria cómo terminar con el llamado «procés separatista» a través de propuestas como la «Ley de Claridad» que se implementó en Canadá, y que irónicamente disuadió la convocatoria de más referéndum de independencia al reconocer el derecho de los territorios dentro de Quebec a votar su propia autodeterminación.
Tal vez sea el momento de plantearse seriamente que Barcelona sea una nueva comunidad autónoma de España, y se convierta en la otra capital de nuestra nación, como Madrid se desgajó de Castilla sin perder sus esencias, pero ganando presencia; también Barcelona debería dejar de ser la ciudad de una región rural y convertirse en el corazón del sur de Europa y capital de España.
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