José María Aznar Botella

Trampa de liquidez

Trampa de liquidez
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Cuando Japón anunció que iba a inundar de liquidez el sistema, no era de esperar el desplome que hemos visto en el mercado de materias primas, especialmente en el oro y la plata. Las políticas monetarias no convencionales pueden tener consecuencias no previstas, y algunas ya las estamos viendo. El mercado ha interpretado que la acción japonesa va destinada a capturar cuota de comercio mundial y no añade a la demanda global agregada.

El nuevo descenso del coste de la deuda pública en Estados Unidos y en el corazón de Europa ya nos avisaba de ello. En poco tiempo se ha pasado de esperar una mayor inflación a temer la deflación. En un entorno de deflación, no hay peor inversión que la que no produce rentabilidad ni tiene ninguna utilidad. Los metales preciosos, son eso, muy bonitos pero aparte de eso no generan ningún tipo de utilidad.

Cada vez parece más obvio que nos encontramos en lo que los libros de texto definen como una trampa de liquidez.

Esto es seguro que ocurre en Europa. Aquí, a pesar de que parece que Mario Draghi no ha hecho nada, la realidad es que en el último lustro el Banco Central Europeo ha triplicado su balance. Ha aumentado la cantidad de dinero en el sistema, pero se ha desplomado la velocidad con la que éste circula. Es absurdo gastar en el presente cuando esperas precios más bajos en el futuro, y los últimos datos de venta de automóviles y de consumo en Europa nos indican que eso es exactamente lo que está pasando.

Parece obvio que algo hay que hacer para romper este círculo vicioso, pero debe de ser que lo que resulta vicioso en España es virtuoso en Alemania. Allí ya avisan de que la quita de depósitos en Chipre es el modelo a seguir en futuras reestructuraciones bancarias. Muy alentador.