Alfonso Ussía
Traperillo de Pucela
La película –creo–, se titula «El Especialista». La protagonizan Sharon Stone y Sylvester Stallone. Ella guapísima, es una mujer que vive para vengar el asesinato de su padre, y él, un especialista en explosivos. Se terminan liando, ella se venga y el malísimo salta por los aires. Pero hay otro malísimo contratado por el asesino, también especialista en explosivos. Stallone está en un hotel, termina de pernoctar con Sharon, y el otro especialista, el malo, sube en el ascensor con sus gorilas para darle matarile al bueno. Y ahí entra el humor. Un hombre de edad con una camisa estampada de flores, olas y palmeras intenta entrar en el ascensor, y el malísimo se lo impide mientras le dice: –Espere al próximo, y cómprese otra camisa–.
Me han recordado la escena las fotografías del gran guitarrista catalán de origen vallisoletano, «Traperillo de Pucela». Entre él y el inolvidado e insuperable Paco de Lucía media largo trecho artístico. Lo que caracteriza a «Traperillo de Pucela» es la atrocidad de su camisa. El malo de la película no le hubiera permitido compartir ascensor. La fealdad de su camisa y sus íntimos amigos, entre los que destacan Pilar Rahola, Juanillo Laporta y Charly Puigdemont. Las escenas corresponden al último verano en Cadaqués. En la primera fotografía, «Traperillo de Pucela» se limita a posar. En la segunda, canta mientras rasguea las cuerdas de una guitarra ante el pasmo de algunas mujeres y la complacencia de Laporta, que sostiene en sus manos la decimotercera copa de champagne, que los separatistas al cava lo tienen olvidado. ¿Qué cantaría «Traperillo de Pucela» que, para más inri, actúa con un sombrero como si fuera Leonard Cohen o Joaquín Sabina? Para mí, y por la emoción reflejada en los gestos del distinguido y exclusivo auditorio, que cantaba y melodiaba «La Virgen de la Cueva» en catalán, que no rima como en español. «Que plogui, que plogui/ La verge de la cova/ Que plogui, que plogui/ La verge de la cova/ Els ocellets canten,/ La lluna s’aixeca/ Que sí, que no,/ Que caigui un xàfec!». Algo así, pero bastante emocionante.
Para compartir con Laporta, Puigdemont y la Rahola una jornada de difícil olvido en Cadaqués, hay que ser muy amigo. Muy amigo de ellos. Pero de un tipo que se compra esa camisa no hay que fiarse. Y menos aún, si es el jefe de los Mozos de Escuadra, que así se escribe en español, como Generalidad, consejero, San Jaime y demás voces que la cursilería periodística de los medios escritos y hablados en español escriben o pronuncian en catalán, vascuence o gallego. Finisterre en TVE es «Fisterra».
Por la forma de abrazar la guitarra se deduce que «Traperillo de Pucela» carece de duende. Detrás de él, igualmente vestidos, de espanto, aparecen dos individuos que pudieran ser los que le acompañan y le acompañarán en el futuro en sus viajes a la Audiencia Nacional, hasta que tengan que retornar sin el artista, al que aguardan impacientemente en Soto del Real. Lo escribió don Manuel del Palacio cuando aguardaban en el infierno al político González Bravo que no entraba en sus simpatías. Un telegrama demoníaco: «Llegó el duque de Valencia/ y le están poniendo el rabo./ Se espera con impaciencia/ al señor González Bravo». Adaptación: «Con interés sin igual/ se aguarda con emoción/ que lleguen pronto al penal/ “Traperillo y Puigdemónt”».
No soy capaz de meterme en la piel de los jueces. Seguro estoy de que sufren enviando a la gente a la trena. «Traperillo de Pucela» tiene los barrotes en su horizonte, pero ahora mismo, manda a 17.000 policías armados. Es de esperar que la juez no se arrepienta de su bondad desoyendo al fiscal. En Soto del Real será bien recibido por los «Jordis», siempre claro, que no se ponga la camisa estampada de Cadaqués. Se esperan acontecimientos interesantes a partir de hoy. Ay, mi Traperillo.
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