El desafío independentista
Trapero, dimisión
Hace una semana el comisario en jefe de los Mossos d´esquadra, Josep Lluís Trapero, disfrazado con guayabera hawaiana y sombrero de paja, ejerció de cocinero en una fiesta veraniega en la Costa Brava, en compañía de conocidos periodistas de TV3, algún actor del régimen, dirigentes del Barça, la presidenta de Joyería Tous y el presidente de la Generalitat entre otros. El fiestón fue organizado y divulgado por Pilar Rahola –vedette del «procés» secesionista– en su mansión de Cadaqués, e incluyó poses con la bandera separatista, consignas nacionalistas, alcohol y cantos a coro.
Trapero ingresó en la Escuela de Policía de Cataluña en 1989, se estrenó como agente en 1990 y fue en sus inicios agente del Área Básica Policial de Girona, hasta que fue nombrado en 2009 subjefe de la Comisaría General de Investigación Criminal, donde permaneció hasta que Felip Puig le encumbró como responsable máximo en diciembre de 2011. La cercanía a los dirigentes nacionalistas ha sido una constante durante toda su carrera, y es sabido que los Mossos no han destapado prácticamente ningún caso de corrupción en la Cataluña de los Pujol, el 3%, el Palau y los chanchullos en Sanidad. Hace un año y medio, el comisario, guitarrista y cocinero Trapero, en una entrevista al periódico separatista «Ara», se quejaba amargamente de que la conocida «Operación Petrum» contra la corrupción de Convergència, la llevaban las fuerzas de seguridad «españolas». Seguramente revivía con resentimiento la denuncia que interpuso la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal sobre la investigación de los Mossos en el llamado caso «Palau de la Música». Allí se denunciaban irregularidades en lo referido a la custodia de algunos documentos requisados durante los registros, y se afirmaba que los Mossos que manda el señor Trapero ocultaron o destruyeron pruebas clave, entre ellas un archivo en el que la directora financiera del Palau se refería a un pago al hijo de Jordi Pujol. Además, la UDEF aseguraba que no se incorporaron al sumario varios documentos, entre ellos un anónimo que relataba el «entramado societario» del padre de Artur Mas en Liechtenstein para recibir comisiones, de las que una parte era desviada al presidente de la Generalitat.
Hace unos meses el comisario y cocinero Trapero ordenó a los agentes de los Mossos d´esquadra que le remitiesen cualquier atestado sobre eventuales casos de sedición en Cataluña, para que sea él quien personalmente asuma «en todos los supuestos y sin excepción» las decisiones a adoptar. No olvidemos que el promocionado comisario dijo en «Catalunya Ràdio» en 2013 que, en caso de que se convocara una consulta unilateral sobre la secesión de Catalunya y el Gobierno español ordenara que se retiraran las urnas, los Mossos no acatarían las órdenes, porque «la responsabilidad de los Mossos es ser la policía del país».
El Tribunal Constitucional le ha recordado a Puigdemont que ha votado una resolución en el Parlamento para situarse por encima de la Ley y los tribunales. El jefe de campaña de Puigdemont, Josep Bassols, fue detenido por implicación en el «caso 3%», que además afecta de lleno al partido del president. Por eso el sindicato de policía SAF-FEPOL ha dicho que la «performance» de Trapero se acerca al «partidismo», y la USPAC la califica como «muy grave». Pero es algo peor. Es un golpe a la democracia y a las instituciones catalanas. Trapero debe dimitir.
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