Pilar Ferrer

Tras lo más difícil

A primeras horas de la mañana, en una cafetería cercana a la sede de Génova trece, cuartel general del PP, algunos dirigentes regionales conversan antes del Comité Ejecutivo Nacional. El primero del año, en el que Mariano Rajoy puede presumir de los resultados de sus reformas: prima de riesgo a la baja, buenas cifras de paro y afiliación a la Seguridad Social. La economía y el consumo se mueven, se atisba una luz al final del túnel. Pero la reunión, vaticinan los asistentes, tendrá un marcado cariz político. Entramos en año electoral, con los comicios europeos de mayo, y los restantes regionales y generales, el próximo. El Comité no era cualquier cosa.

Pragmático y conocedor de su partido, Rajoy sabía que dos temas iban a colarse en el discurso económico: el aborto y la política penitenciaria, tras la derogación de la doctrina Parot. Temas polémicos que han levantado ampollas en muchos cuadros del partido, y que el presidente lidió con sutileza. Como dijo uno de los líderes regionales, parafraseando a Unamuno: «Pensar es el trabajo más difícil. Sólo falta que ahora la fastidiemos». En efecto, aquí ha pasado la época de mayor y complicada crisis, por lo que el PP entra en una fase altamente política, ideológica, que Rajoy dejó clara. Todo se puede hablar, sin perder el tiempo y el equilibrio.

El PP pone a punto su maquinaria electoral con dos parámetros simbólicos: Cataluña, donde el propio Rajoy y la cúpula del partido van a volcarse, en contraste con el delirio secesionista de Artur Mas. Y la Convención Nacional en Valladolid. Un escenario nada baladí, cuna de Castilla y las esencias de España. Al término de la reunión, la cosa estaba clara. Pasó lo más duro. Se abre nueva etapa.