Sergio Alonso

Un comité que sirve para poco

Hecha la ley, hecha la trampa y hecha la burla. Si existe un área en la que las autonomías encuentran todo tipo de resquicios para sortear la normativa estatal y hacer lo que les viene en gana ésa es la sanitaria y, más concretamente, la que afecta a la política de medicamentos. Con la excusa de la necesidad de contener el gasto público, Andalucía, Galicia, Valencia y otros feudos están rompiendo la baraja con legislaciones propias que han sembrado el desconcierto en el sector. La última acometida autonómica contra los dictámenes del Ministerio de Sanidad procede de Cataluña y atañe a los llamados «posicionamientos terapéuticos». ¿Qué significan tan pomposas palabras? Grosso modo, se puede decir que son los documentos que emite la Agencia Española del Medicamento sobre un determinado fármaco después de que éste haya sido autorizado por Europa, pero antes de que se discuta su precio. Las autonomías, que lograron incorporarse al comité que formula estos documentos, tratan de aprovechar la división ministerial para que dicho órgano formule también recomendaciones de tipo económico. Y aquí está la trampa. El comité ha lanzado ya los primeros posicionamientos, pero hay autonomías que, pese a participar en su elaboración, ignoran o no las conclusiones en función de sus particulares intereses económicos. Las autoridades sanitarias catalanas, por ejemplo, están poniendo todo tipo de obstáculos a la comercialización en su territorio de un producto que recibió un posicionamiento positivo. Según dichas autoridades, el posicionamiento era «muy flojo» y el medicamento en cuestión «no aporta nada». ¿Saben quién figuraba en la comisión que lo elaboró? Pues representantes de las propias autoridades catalanas. Como podrá desprenderse, el desconcierto y el mosqueo de la compañía afectada y de toda la industria es mayúsculo. ¿Para qué vale este nuevo trámite burocrático?