Política

Pilar Ferrer

Un pozo sin fondo

Un pozo sin fondo
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No podía aguantar más. Y estalló la crisis, en la que no se descartan nuevos fraudes y renuncias. La situación de UGT, el tradicional sindicato hermano socialista, es convulsa. La dimisión de su líder en Andalucía; las denuncias que obran en manos del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz y de la magistrada Mercedes Alaya y la advertencia de la Junta andaluza para la devolución del dinero oscuro de las subvenciones, miran inevitablemente hacia la dirección federal ugetista. Mientras, su secretario general, Cándido Méndez, intenta aguantar como una roca, ante una marejada ya imparable sobre las turbias finanzas de la central sindical.

Esta situación revela el verdadero papel de los sindicatos en España. En una ocasión, el canciller alemán, Helmut Schdmidt, le preguntó a Felipe González sobre el funcionamiento del mundo sindical en España. Schmidt, un político socialdemócrata, no entendía eso de las subvenciones públicas, dado que en Alemania estas organizaciones viven exclusivamente de las cuotas de sus afiliados, sin recibir un solo euro del Estado. González, pragmático, admitió el riesgo de tales prebendas, aunque quizás nunca pudo imaginar el desenlace. En nuestro país, lejos de ser adalides de la lucha obrera y defensores del trabajador, se han convertido en oligarquías de poder, un auténtico pozo sin fondo que deglute, gasta y despilfarra el dinero de todos.

La crisis de UGT en Andalucía no parece saldarse con la salida de Fer-nández Sevilla. Y tampoco es de recibo que la dirección nacional esquive un proceso de tal magnitud hacia la gestión de sus finanzas. Cándido Méndez, un hombre ligado toda su vida al sindicato, desde que sucedió a Nicolás Redondo, está dispuesto a cortar cabezas para salvar la suya. Pero la amenaza de fiascos monetarios sobre otras federaciones, como Cataluña y Madrid, pueden reventar su numantinismo. En un país de sacrificios y recortes, los sindicatos no pueden seguir como reliquias ancladas en el pasado y en privilegios de dinero público. Hora es ya de depurar el pozo, con agua limpia y las cuentas claras.