Elecciones en Francia
Vecinos distantes
Siempre he sentido envidia de los franceses. Y no sólo por la belleza de París o la «grandeur» con que honran a sus héroes. Es que te pones a ver en julio el Tour y todos los pueblos son preciosos y un mes después, haces lo mismo con la Vuelta y terminas cada etapa con la sensación de que hemos tirado todo para rehacerlo a golpe de bloque y uralita. Todavía recuerdo una tarde en el Parque de los Príncipes, en la fase final de un mundial de rugby, al público en pie, entonando eso de «Allons enfants de la patrie!» y percibir como el himno electrizaba a los jugadores y les hacía intentar lo imposible.
Pues ya no, señores. Hoy van a las urnas nuestros vecinos y no me generan celos de ningún tipo. Todo lo contrario.
Aquí, en junio del año pasado y durante los 10 acongojantes meses de Gobierno en funciones, lo que se debatía era si renovábamos en el poder a un partido con escaso glamour y mínimo bagaje ideológico pero buen administrador, como es el PP, o nos echábamos en brazos de un iluminado con pocas luces y demasiadas ambiciones, controlado por los zarrapastrosos de Podemos. En Francia, este domingo, si las encuestas no la pifian del todo, la ciudadanía va a elegir entre la extrema derecha y la extrema izquierda.
En realidad y a pesar de que son Marine Le Pen y el podemita Jen-Luc Melenchon los dos con más probabilidades de pasar a segunda vuelta de las presidenciales, hay cuatro opciones.
Por un lado está Macron, que recuerda a Albert Rivera, por otro Hamon que salió de las primarias socialistas y parece el mellizo de Pedro Sánchez. Fillon, el candidato de la derecha moderada, tiene ciertos paralelismos con Mariano Rajoy. Mélenchon es un calco con gafitas y sin coleta de Pablo Iglesias, con quien comparte hasta el apoyo a los verdugos chavistas. Quien no tiene gemelo en España es Marine Le Pen. Sobre el papel, hay un abismo entre el Frente Nacional de Le Pen y el Frente de Izquierda de Mélenchon, pero los discursos y los programas de los dos líderes que parten favoritos este domingo son muy parecidos. Ambos piden más proteccionismo, menos globalización, más nacionalismo empresarial. Y ambos beben de las mismas fuentes: los indignados y los antisistema. No sé si sabían que Marine Le Pen es la candidata preferida de los jóvenes de entre 18 y 22 años y su Frente Nacional es la opción por la que apuesta el 43% de los obreros.
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