Tribunales

Ya vale

La Razón
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Es para liar el petate e irse a un rincón aislado, donde no lleguen las noticias y ni siquiera haya vecinos. Ahora resulta que los jueces del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco sentencian que un etarra, aunque no se haya arrepentido de sus crímenes o pagado las indemnizaciones a sus víctimas, tiene derecho a cobrar el paro. En otras palabras, que del dinero que aportan a Hacienda los sufridos contribuyentes españoles, incluyendo a las viudas y huérfanos de los guardias civiles que el facineroso de marras y sus compinches asesinaran, hay que darle 423 euros durante al menos 18 meses, más asistencia gratuita en la Seguridad Social y si se empeña, hasta pagarle un tratamiento contra la infertilidad. No quiero señalar, pero resulta que la ponente es una paisana llamada Garbiñe Biurrun, que sopesó ir en las listas de Podemos las pasadas elecciones. Da la sensación de que aquí no cabe un tonto más y de que el conjunto de nuestra sociedad ha perdido el juicio. En todos los sentidos, porque mientras a tertulianos y políticos se les llena la boca alabando nuestra Justicia, entre los magistrados raro es el día en que no emerge alguno empecinado en perpetrar algo estrafalario. Y no hablo sólo de personajes como Victoria Rossell alias «Miss Aeropuertos» o el desquiciante Elpidio, sino de otros, capaces de paralizar las obras de una carretera, porque les cuelan cacas de gato como si fueran de lince, de congelar la remodelación de un edificio sin tener ni pajolera idea de urbanismo o de aceptar a trámite demandas insensatas. Todo con un coste acongojante para el erario público y ocasionando tremendos daños a los particulares, de los que nadie se acuerda aunque todo se revoque posteriormente en la instancia superior. Volviendo a los etarras con derecho a paro, conviene recordar que dos de los «prendas» que se van a empezar a ponerse como piojos en las herrikotabernas, a nuestra cuenta, son Luis María Azkargorta y Mikel Zarrabe. El primero fue condenado por asesinar en 1985 al policía nacional Félix Gallego, padre de cuatro hijos. El segundo fue el suministrador de los 150 kilos de amonal utilizados en el atentado contra la casa cuartel de Llodio. Si no aparezco más por aquí, no se inquieten: estaré en Siberia o Alaska disfrutando de la naturaleza.