María José Navarro

Yo, Leonor

Se quejan Vds ya de vicio, ¿eh? Siempre dale que te pego Perico al torno. Que si vamos, que si venimos, que si la tita, que si el tito, que si el abuelo. Pues les voy a decir una cosa: podría ser peor. Miren Mónaco, por ejemplo. Miren ese pegote repleto de rusas macizas y de miembros de la familia real de allí, que tienen hijos a manta y que se casan tres o cuatro veces en un circo. Miren el pobre primo Alberto, sin ir más lejos, lo guapo que era de pequeño. Que yo se lo he dicho a Altibajos: «Si yo, que soy de comerme de rubia y de linda, pego un cambio tan radical, me exilias y se acabó lo que se daba». Bueno, pues nunca están Vds contentos y no nos valoran los sacrificios. Mi padre, que es un santo, va a cenar esta noche con Artur Mas y sin anestesia ni nada. Le he llamado esta mañana y le he dicho: «Hazme un favor, heredero, pregúntale si se afila la mandíbula». Que no se lo va a preguntar porque mi padre es muy bueno pero gracioso no es, para qué nos vamos a engañar. Yo he propuesto que vaya la tita, que habla fenomenal catalán. Ya sé que para lo que ella suele responder tampoco hacen falta muchos idiomas, pero ya no quedan mujeres que no sepan de negocios y que vivan únicamente para fiarse de su marido y cuidar a sus niños, así que me reconocerán que lo iban a flipar los comensales. «A ver si aprendes –le he dicho a Altibajos– que tú siempre tienes que opinar de todo». De esta me mete a trabajos sociales.