Represión en Venezuela
A Maduro sólo le queda la vía del diálogo
El cariz enloquecido que está tomando la crisis en Venezuela apenas deja lugar a la esperanza de que esta dramática situación pueda ser reconducida. El régimen de Nicolás Maduro ha ido ocupando, uno a uno, todos los poderes claves del Estado; desde el Tribunal Supremo a la Fiscalía General para acabar en la suplantación de la Asamblea Nacional controlada por la oposición por una exclusivamente chavista. También se ha afanado el caudillo bolivariano en amarrar las lealtades del Ejército. El fracaso ayer de un amago de levantamiento militar en Carabobo es una buena muestra de que las voluntades castrenses también están cercenadas. Enfrente ya cuenta con la oposición de casi toda la comunidad internacional, que no reconoce ni la Constituyente ni la legitimidad de un presidente reconvertido en dictador cuya violencia represora ha acabado con la vida de más de 120 personas. Y, sobre todo, tiene en contra a la gran mayoría de los venezolanos, el pueblo al que debería servir y al que ha asfixiado tanto política como económicamente. La expulsión del Mercosur y la condena sin paliativos del Vaticano han terminado de aislar al régimen de Maduro, que se encamina con paso firme a emular el paradigma cubano. El autodenominado heredero de Hugo Chávez solo tiene un camino, el de la negociación, si quiere evitar, tanto a sí mismo como a los venezolanos, un fracaso como el de los hermanos Castro.
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