Cataluña

Agotamiento independentista

Los partidarios del no a la independencia de Cataluña superan a los partidarios del sí, según el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión (CEO). Un 45,3% de los catalanes se muestra contrario a la separación del resto de España bajo la pregunta de si «quiere que Cataluña se convierta en un Estado independiente», frente a un 44,5% que se manifiesta a favor. Es una pequeña diferencia que evidencia una tendencia anunciada: por primera desde 2012, fecha en la que Artur Mas emprende abiertamente el proceso soberanista, el independentismo se pone por detrás de las opciones que quieren seguir formando parte de España con diferentes grados de autonomía y competencias. En concreto, los partidarios de la secesión caen nueve puntos respecto a la encuesta del pasado mes de octubre: entonces estaba a favor de la independencia el 45,3%, frente al 36,2% de ahora. Entre los contrarios a romper con España, las opciones son más abiertas: un 28,9% apoya un Estado dentro de una España federal; un 21,8% quiere seguir siendo una comunidad autónoma como la actual, y un 5,4%, ser una región. Artur Mas dijo en su solemne presentación de la hoja de ruta hacia la independencia que sería necesaria una mayoría cualificada para emprender la «desconexión», que no bastaba con una victoria aritmética, sino que era necesario mostrar al mundo que el conjunto de la sociedad catalana quería de manera apabullante construir un Estado independiente. La pasada consulta del 9-N ya dejó claro que menos de una tercera parte del electorado (1.861.753) votó el doble sí a favor de la independencia. Pues bien, lo que constata ahora el sondeo del CEO es que esta mayoría ni es posible ni supera a los que quieren seguir formando parte de España. Además, estos resultados evidencian la grave crisis que vive el catalanismo, que siempre se basó en su carácter integrador de las diferentes sensibilidades políticas: la sociedad catalana está dividida en dos partes como producto de la presión a la que ha sido sometida por una campaña intensiva en la que no hay margen para compatibilizar algo que hasta ahora era tan básico como ser español y catalán a partes iguales. La reunión que mantuvieron ayer Mas y Junqueras, ambos en disputa abierta por la hegemonía del independentismo, dejó clara la confusión que se está viviendo: ERC quiere elecciones de nuevo ya y CiU (o la parte que queda de la federación nacionalista) sólo las aceptaría en caso de que ambos partidos acudiesen a las urnas en la misma lista. Si, a pesar de la intensidad insoportable de la campaña a favor de la independencia llevada a cabo desde las instituciones, la calle y los medios de comunicación públicos, no consiguen la mayoría, sólo queda rectificar. No será fácil, pero los partidos no nacionalistas tienen ahora la oportunidad y la obligación de perfilar con más claridad sus propuestas.