EPA

Cambio en el mercado laboral

Es evidente que no hay motivos para el triunfalismo cuando la Encuesta de Población Activa (EPA) referida al último trimestre de 2013 sitúa la tasa española de desempleo en el 26,03%, una de las más altas de Europa, con más de cinco millones y medio de parados. Y, sin embargo, detrás de estos tremendos guarismos, que a nadie contentan, y menos al Gobierno de la nación, hay muchos motivos para la esperanza y para el empecinamiento en el esfuerzo colectivo que está llevando a cabo este país. Como primera providencia, los últimos datos de la EPA establecen un hecho: que el año 2013 ha sido, en lo que se refiere al mercado laboral, el mejor desde que empezó la crisis en 2008, confirmando la tendencia positiva de la economía nacional que reflejan la mayoría de los indicadores. En efecto, es la primera vez desde 2007 que un año acaba con menos parados de los que había el año anterior –69.000 personas, respecto al final de 2012 – y el INE estima, además, que, en términos desestacionalizados, se ha generado empleo en el cuarto trimestre de 2013, con una tasa del 0,29%, que es la primera positiva desde 2008. De ahí que, aunque la ocupación se ha reducido en 198.900 personas, lo que no es un buen dato en absoluto, se pueda concluir que el pasado año fue en el que menos empleo se destruyó desde 2007. Se puede afirmar, pues, que el comportamiento del mercado laboral ha cambiado su tendencia destructiva, que parecía imparable desde 2007, y que el empleo ya está creciendo trimestralmente. Las cifras de afiliación a la Seguridad Social del último diciembre, que dieron cuenta de 65.000 nuevos cotizantes, el mejor dato desde 2001, así lo demuestran. Pero es que, además, se trata de un cambio de comportamiento –especialmente notable si nos referimos exclusivamente a la marcha del empleo privado– que se ha producido en un año de recesión económica, en plena contracción del crédito y sin que se hubieran despejado del todo las dudas sobre la solvencia de España que mantenían los mercados financieros internacionales. Ahora hay que tratar por todos los medios de que la tendencia se mantenga e, incluso, de que el proceso de recuperación económica gane en intensidad. Es un objetivo posible, entre otras cuestiones, porque se han sentado las bases para que el crecimiento sea sólido gracias al enorme esfuerzo reformador del Gobierno de Mariano Rajoy que, cuando culmine, especialmente en la legislación laboral, habrá despejado de obstáculos la libre competencia y la evolución de las empresas, unificado los mercados y saneado las desastrosas cuentas públicas. Así lo afirman los distintos organismos internacionales, que desde hace ya meses vienen rectificando a mejor sus previsiones sobre España, pero es una percepción que también empieza a calar en la sociedad española.