Papel
Ciudadanos y la teatralidad política
Mariano Rajoy habló en Bruselas de «lío enorme» para definir la situación política en España y no le faltó razón. Hay quien asegura que asistimos a una puesta en escena en la que los partidos interpretan un papel que tiene poco que ver con la realidad que se impondrá con la nueva cita electoral que se atisba. En estos momentos, el PSOE encabeza dos intentos incompatibles de superar la investidura. El primero, la mesa a cuatro entre PSOE, Podemos, IU y Compromís; el segundo, su negociación con Ciudadanos. Ambas están lejos de poder alcanzar el objetivo, pues dependen de otros apoyos casi imposibles. La posición del partido naranja ha resultado también desconcertante y nociva. Albert Rivera se ha mantenido en una equidistancia que no era tal, pues su elección fue y es Pedro Sánchez, reservándole al PP, partido ganador, un papel de comparsa abstencionista en el acuerdo casi alcanzado con los socialistas, que pretende presentar a los populares la próxima semana cuando comprometió una negociación que ha eludido. La democracia no se defiende ni vulnerando sus reglas y sus legitimidades, ni eludiendo las responsabilidades en encrucijadas complejas. Estamos en un callejón sin salida porque Pedro Sánchez ha vetado a siete millones y medio de votantes y Albert Rivera se ha prestado a ello. El resto es teatro de precampaña.
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