El desafío independentista
Colau no puede dar alas a la ilegalidad
Dado que parece una tarea hercúlea que la izquierda populista clarifique su postura ante el desafío separatista de la Generalitat de Cataluña, habría que pedirle a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que, por lo menos, cumpla con sus obligaciones como representante institucional y no facilite medio alguno para que otros incumplan la Ley. En efecto, tanto Podemos como los llamados «comunes» se están demostrando incapaces de articular una única posición de cara al referéndum que pretende convocar el presidente catalán, Carles Puigdemont, como ilustran actitudes tan eclécticas como la del secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, que asegura que «poner cajitas en una mesa» no tendrá trascendencia y duda de la eficacia y legitimidad de la consulta. De ahí que haya que resaltar la responsabilidad que racae sobre el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, de cuya actitud depende que el intento de saltarse la ley por parte de la Generalitat tenga éxito. Si Ada Colau se opone, en cumplimiento de la Ley y de las sentencias del TC, a facilitar edificios e infraestructuras municipales a los separatistas, enviará el mensaje correcto al conjunto de los catalanes. En caso contrario, se convertirá en auxiliar objetiva del desafío independentista, pese a que se cubra con la muleta del «derecho a decidir», que ya no engaña a casi nadie.
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