Medidas económicas

Determinación en el rumbo

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, responde a las preguntas de LA RAZÓN en uno de los momentos más delicados desde que está al frente del Ejecutivo: adoptadas las medidas de ajuste del gasto público, esta nave llamada España da las primeras muestras de recuperación del rumbo. Y la gran cuestión es si se mantendrá así, o cualquier combinación fatal de los elementos obligará a nuevos y problemáticos sacrificios. El presidente del Gobierno se declara razonablemente optimista, entre otras razones porque está convencido de que ha hecho lo único que cabía hacer. España, nos recuerda, se está desendeudando a marchas forzadas. No sólo las administraciones públicas, sino también las familias, las grandes empresas y la banca. Es un proceso duro y difícil, pero imprescindible para la recuperación económica. Desde esta perspectiva Mariano Rajoy ha abordado su acción política. No es lo que hubiera querido hacer pero -y no se recata a la hora de admitirlo- es lo único que podía hacer dados los datos del problema heredado. Cuando ocupó La Moncloa no contaba con una desviación disparada del déficit ni con las enormes deudas que acumulaban algunas empresas públicas. Tampoco eran correctos los datos del sistema bancario ni podía preverse el cúmulo de facturas sin pagar que dormían en los cajones de consejerías y ayuntamientos. Es preciso recordarlo, aunque Mariano Rajoy no quiera cargar las tintas contra el Gobierno anterior porque de otra forma no se entenderán las medidas que ha tenido que adoptar. Es, por supuesto, el «leitmotiv» que se desprende de toda la entrevista. El presidente del Gobierno reconoce que se ha visto obligado a incumplir el programa electoral y lamenta especialmente las subidas del IRPF y del IVA, pero tiene la absoluta convicción de que ahora estaríamos mucho peor de no haber abordado con frialdad el grave desequilibrio fiscal. Y está igualmente convencido de que el año que viene será mejor, aunque haya crecimiento negativo, y de que en el año 2014 se cambiará felizmente la tendencia a poco que se hagan las cosas bien. Y en su opinión, la manera de hacerlo es mantener el control de déficit, culminar la reestructuración del sistema bancario, intensificar la lucha contra el fraude fiscal y que se siga avanzando en la integración europea. Y, a partir de ahí, esperar a que comiencen a dar sus frutos en el empleo las medidas de reforma puestas en marcha. Pero el presidente también advierte de que hará lo que tenga que hacer para sacar a España de esta situación. Y lo explica con claridad meridiana: «A estas alturas, las consecuencias políticas, en términos de interés particular, son la última de mis prioridades».