España

Ejemplo de transparencia

La transparencia es un valor y una exigencia para todas las entidades que se nutren de fondos públicos. Que esa cualidad se generalice y que las prácticas y los controles consiguientes sean eficientes debiera ser una prioridad no sólo para el sistema, sino también para los responsables de las organizaciones concernidas. Los espacios de sombra en la gestión de lo público erosionan con razón la credibilidad del sistema democrático. Buena parte de la confianza de los ciudadanos en sus instituciones se cimenta en la certidumbre de las actuaciones honradas y en la depuración de las que no lo sean. Por esa razón, sorprende, cuando no inquieta, que los responsables de los sindicatos y de las organizaciones empresariales anunciaran ayer su oposición a someterse plenamente a la ley de transparencia. Los primeros adujeron que la medida limitaría su «completa autonomía organizativa» y supondría una «injerencia de los poderes públicos» en la libertad sindical. Los segundos se excusaron en el carácter privado de una parte de sus ingresos. Ni unos ni otros resultan argumentos convincentes para justificar que entidades que reciben cuantiosas partidas y subvenciones nacionales, autonómicas, provinciales y locales pretendan eludir controles y mantenerse en la opacidad. No estar sujetos a tales procedimientos les resultaría sencillo. Bastaría con nutrirse exclusivamente con aportaciones no públicas, como por cierto han defendido ya algunos empresarios. Hasta este momento, no existe experiencia o precepto que certifique que la transparencia sea una traba o un lastre para el desarrollo de las actividades de estas organizaciones ni para el éxito de sus proyectos. Más bien, todo lo contrario. La Iglesia lo demuestra desde hace años. En este campo ha sido ejemplar. A diferencia de los reparos de otros, ha expresado su pleno respaldo a una política de luz y taquígrafos, sin premisas ni matices, y su disposición a cumplir con los controles necesarios. Una transparencia a la que también se ha sumado la Casa Real. Un avance, en este sentido, impulsado activamente por la Monarquía que hará que España tenga la «primera ley» de Transparencia en Europa que incluye explícitamente a la Casa Real. La Iglesia defiende y cree, por su trayectoria y convicciones, en la transparencia porque la practica desde hace años, lo que la convierte en una entidad ejemplar en este aspecto. Quienes ponen hoy el foco en la Iglesia actúan con mala fe y con ánimo difamatorio. Son algunos de los que comparten con los líderes sindicales que la contabilidad del dinero público se lleve en un cuarto oscuro y que miran para otro lado cuando algunas de esas partidas se pierden por los desagües. Ejemplos hemos tenidos demasiados.