Déficit público

Ejercicio de responsabilidad presupuestaria

La Razón
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Que los Presupuestos Generales del Estado salgan adelante es un requisito medular para que la Administración pueda desarrollar sus competencias de la forma adecuada. Sin ellos, estaríamos abocados a nuevas elecciones generales. Ése es un escenario que nadie desea, y menos tras el periodo de provisionalidad que hemos arrastrado. Por eso es tan relevante el entendimiento que ha concitado el techo de gasto, que es el primer paso del ciclo presupuestario, que debe concluir con el visto bueno a las cuentas públicas. Ayer, el Pleno del Congreso aprobó, con los votos de PP, PSOE, Ciudadanos y PNV, los objetivos de estabilidad presupuestaria que se incluyen en el acuerdo del límite de gasto no financiero, que es el conocido techo de gasto del próximo año, además del conjunto de medidas tributarias y sociales que deben permitir cumplir con las nuevas metas de déficit público hasta 2019. En este punto, la decisión conocida también ayer de la Comisión Europea de dar su visto bueno provisional al Presupuesto actualizado para 2017, presentado por España el pasado viernes, es un aval notable. Salvo en los extremistas y populistas, más interesados en la bronca y la crispación que en que este país pueda funcionar, hay una predisposición en los grandes partidos constitucionalistas para sumar y hallar puntos de encuentro más allá de las lógicas diferencias. Los que han decidido excluirse no podrán decir que les empuja el interés de la gente, sino sólo el suyo de aplicar aquella máxima de cuanto peor, mejor.