El desafío independentista
El Estado hace estallar las fisuras del «procés»
Cesado de manera fulminante. El consejero de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, Jordi Baiget, alertó ayer de que la «fuerza» del Estado llevará a que probablemente el Govern no pueda celebrar el referéndum. Sus palabras han provocado un terremoto en las filas independentistas, que hasta ahora mantenía el juego de dar por hecho la consulta del 1-O. Durante los últimos meses, el presidente Puigdemont ha intentado mantener el pulso al Estado con puestas en escena y declaraciones institucionales sin fin. Pero la realidad se impone. El «procés» ha fraccionado a la sociedad catalana... y al Govern. La incapacidad de sacar adelante la compra de urnas o el rechazo entre los funcionarios y los principales ayuntamientos de Cataluña para dar cobertura al desafío soberanista suman varapalos a los planes de Puigdemont. Lo de ayer, con uno de sus consejeros poniendo en duda la celebración de la consulta ha sido la constatación de una realidad: los envite al Estado no salen gratis. Para rematar, otro de sus consejeros, el de Cultura, Santi Vila –curiosamente sustituto de Baiget–, afirmó que dimitiría de su cargo si la CUP controlara las decisiones del Ejecutivo: «No quiero estar al dictado de la CUP», afirmó. Ayer Puigdemont les puso en la bandeja a los radicales la cabeza de Baiget. Ellos son los que mandan. La realidad y la debilidad del Govern está clara.
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