Irak
El Estado Islámico venga sus derrotas
El Estado Islámico ha demostrado que mantiene intacta su capacidad para causar el terror con salvajes atentados como el cometido ayer en Bagdad, uno de los más mortíferos perpetrados en la capital iraquí. Esta masacre confirma que el potencial de los yihadistas de actuar más allá de las líneas del frente no ha mermado. Es un hecho que la ofensiva del Ejército iraquí, apoyado por EE UU, ha reducido ostensiblemente la dimensión de su autoproclamado califato en Siria e Irak, el cual acaba de cumplir dos años. La ciudad de Faluya ha sido la última en caer, pero el avance de las fuerzas iraquíes les habían arrebatado antes localidades como Ramadi o Hit. La matanza de Bagdad bien puede ser una venganza ante lo que ya es un hecho: la extensión que este supuesto nuevo Estado ocupa en Irak se ha visto reducida de un tercio del país a sólo el 14%. Sin embargo, las victorias militares de la coalición internacional no deben hacernos perder la perspectiva. Los yihadistas conservan una estructura organizativa que les permite golpear en Oriente Medio casi en cualquier momento con los letales resultados que hemos visto. Si en Occidente se sirven de «lobos solitarios», sobre el terreno los ataques son acciones bélicas en toda regla. Puede que el Dáesh esté perdiendo la guerra convencional, pero sigue muy por delante en la del terror.
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