Unión Europea
El futuro de Gibraltar depende de España
En 2016, nuestro país exportó bienes y servicios al Reino Unido por valor de veinte mil millones de euros, al tiempo que las inversiones de las empresas españolas en la economía británica suman más de 80 mil millones de euros. Damos estas dos cifras para recalcar el evidente interés que tiene España en mantener las buenas relaciones bilaterales, no sólo comerciales, con los británicos cuando se consuma el Brexit. El último acuerdo entre Londres y Bruselas, que recoge las principales exigencias de la UE para abordar un divorcio amistoso, opera, pues, a favor de los intereses españoles. En el horizonte, sin embargo, se encuentra la inevitable cuestión de Gibraltar, cuya futura relación con el resto de Europa ha sido puesta en manos de España por decisión del resto de los socios, que ha atribuido a nuestro país la capacidad de veto de cuanto se refiera a las negociaciones con la colonia británica. Sin caer en excesivos optimismos, se abre una oportunidad extraordinaria para reconducir la situación de la Roca hacia unas relaciones con España mucho más favorables y, sobre todo, que cumplan con las elementales normas fiscales y comerciales que rigen los intercambios en la Unión Europea. Aunque no es posible obviar la trascendencia de mantener las buenas relaciones actuales con el Reino Unido, tampoco se deberían sacrificar los derechos de España sobre Gibraltar. Se avecina una negociación apasionante.
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