Elecciones autonómicas

El futuro de la investidura se juega en Galicia y el País Vasco

La Razón
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A nadie se le oculta que los resultados de las próximas contiendas electorales en Galicia y el País Vasco están llamados a tener una notable influencia en la situación política general, incluso a determinar la formación del Gobierno o la indeseada convocatoria a las urnas. Serán, pues, unas elecciones en inequívoca clave nacional en las que los dos grandes partidos, el PP y el PSOE, están obligados a volcar todos sus esfuerzos para transmitir a su electorado tradicional, que se abstiene en mayor medida en las convocatorias autonómicas que en las generales, la importancia de acudir a las urnas. No es una tarea fácil, puesto que se parte del inevitable cansancio ciudadano provocado por la situación de bloqueo institucional, pero es imprescindible, entre otras cuestiones, porque van a entrar en liza las nuevas formaciones radicales que, especialmente en el País Vasco, amenazan con reeditar la actual fragmentación política, extendiendo la inestabilidad. En lo que respecta al Partido Popular, es evidente que tiene que zanjar cuanto antes la polémica creada por el error de la candidatura del ex ministro José Manuel Soria para el Consejo del Banco Mundial. Ya contamos con que la oposición pretenderá sacar el mayor rédito partidista a este desafortunado episodio de los populares, alargando todo lo posible el escándalo, pero sería absurdo que continuaran aflorando los síntomas de malestar y enfrentamiento interno entre las distintas posiciones de los dirigentes del partido. Sin duda, conviene que quienes mantienen quejas por el trato recibido por el ex ministro se avengan a razones y acepten la realidad del error cometido. Si hay un momento para el cierre de filas es, precisamente, éste, en el que la sociedad española en su conjunto tanto se juega de cara al futuro. Nada peor que un asunto en realidad menor –por más que se trate de magnificar desde la izquierda–, opaque la excelente gestión de un presidente autonómico como Alberto Núñez Feijóo, al que las encuestas pronostican una mayoría suficiente para reeditar su Gobierno, hundiendo a la Comunidad de Galicia en la confusión que promete la sopa de siglas de independentistas y antisistema. Sin duda, merece que continúe la labor de la Xunta, que, durante estos últimos cuatro años, ha permitido el crecimiento social y económico de los gallegos, como constatan todos los indicadores.

En lo que se refiere a las elecciones en el País Vasco, las encuestas describen un Parlamento autónomo muy fragmentado, en el que la pronosticada caída del PSOE, que parece sistémica –podría perder hasta ocho escaños, la mitad de los actuales–, puede dejar al bloque constitucionalista sin capacidad de influencia alguna en la comunidad vascongada. Es preciso que desde el Partido Popular, que ha incrementado sus apoyos en las últimas elecciones generales, se apele al voto útil, es decir, que quienes en las citas previas se decantaron por Ciudadanos se replanteen las consecuencias de un voto que, a la postre, no consigue representación parlamentaria y resta posibilidades a quienes defienden los principios fundamentales de nuestra Carta Magna. El ejemplo de Navarra, gobernada hoy por los abertzales, debería ser suficiente. El riesgo, como señalábamos al principio, de que estas elecciones autonómicas prolonguen, aunque sea indirectamente, la situación de interinidad exige un voto consciente con del compromiso con España.