Suiza

El Gobierno contra la corrupción

La comparecencia de hoy de Mariano Rajoy en el Parlamento ha despertado una gran expectación, como no podía ser de otra manera. Con ella se cierra el curso político, que se recordará por haberse emprendido en él importantes reformas estructurales, por haberse reducido el déficit y por imponerse la idea de que la recuperación económica es posible. Conviene no perder de vista que, hace apenas un año, en la sociedad española se había instalado la idea de que nuestra economía iba a ser rescatada, medida ahora lejana. Según datos hechos públicos ayer por el Banco de España, la economía española fue capaz de financiarse por sí misma en el conjunto de los cinco primeros meses del año, algo que no sucedía en este mismo periodo desde 1997. En este contexto comparece el presidente del Gobierno para dar explicaciones sobre el «caso Bárcenas», un tema que le ha disgustado porque no sólo arroja dudas sobre la financiación del PP, sino sobre la honradez de sus dirigentes y del propio presidente. Rajoy ha hecho bien en acudir al Parlamento porque la honorabilidad del partido de Gobierno, que está al frente de la crisis económica más fuerte que ha sufrido nuestro país, no puede ensombrecerse por las acusaciones lanzadas por un ex tesorero que todavía no ha explicado cómo ha acumulado cuentas en Suiza por valor de 48 millones de euros. La comparecencia del presidente del Gobierno no puede convertirse en un careo con alguien que, de momento, está en la cárcel y que deberá dar cuentas a la Justicia cuanto antes, aunque le pese al jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Desgraciadamente, para el PSOE esta cita puede ser su momento de mayor lucimiento en este curso. Los socialistas ya han advertido de que, al margen de las explicaciones que ofrezca Rajoy, van a pedir su dimisión. Como ayer dijeron desde la sede federal del partido, quieren la salida de Rajoy o, de lo contrario, le orquestarán una moción de censura en septiembre. Rubalcaba no quiere saber la verdad. Los hechos han demostrado que haber confiado en Bárcenas ha sido un error. Desde que saltó el «caso Bárcenas», el PP ha realizado un ejercicio de transparencia ejemplar: ha entregado sus números al Tribunal de Cuentas y se han hecho públicas las declaraciones de renta de Rajoy. El PSOE puede ejercer la oposición como mejor sepa y le interese, pero la obligación del Gobierno es dar soluciones. Como adelanta LA RAZÓN, el Ejecutivo prepara un paquete de medidas para endurecer los controles a los partidos políticos. Entre éstas está la aprobación de una Ley Orgánica de Control de la Actividad Económica de Partidos Políticos y de Financiación, así como regular la figura del gestor financiero en cada partido. Contra el «caso Bárcenas» sólo cabe renovar el compromiso del Gobierno en su lucha contra la corrupción.