El desafío independentista
El independentismo se pone en huelga
Una nueva escenificación. Otro intento de tensionar a la sociedad catalana. La huega general anunciada para hoy en Cataluña no busca la mejora de las condiciones de trabajo de los asalariados; tampoco una subida de sueldos. Se instala, obviamente, en el desafío secesionista. El mismo que Cataluña y el resto de España llevan padeciendo desde hace años. Tras el fracaso del referéndum ilegal del domingo, la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural han puesto en marcha los engranajes del mundo de servidumbres independentistas y han sumado al desnortado sindicato CC OO de esa comunidad autónoma, además de a –curiosamente– asociaciones minoritarias de empresarios. Todos ellos, por supuesto, conversos a la fantasía soberanista. De ella se descuelgan organismos de peso, como la patronal gerundense o el sindicato mayoritario de los funcionarios, CSIF, que no desaprovechó la ocasión para reiterar su posicionamiento firme en defensa del Estado de derecho. Y en medio del entuerto de la huelga otra mentira: la Generalitat asegura a quien quiera hacerle caso que pagará ese día de huelga. Como si no supiera que, con las cuentas intervenidas por el Ministerio de Hacienda, eso es como prometer la Luna. Con todo, el paro será otra estación en el via crucis del independentismo para mantener la tensión hasta el desastre final. Que, por otro lado, se anuncia próximo.
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