El desafío independentista
El «proceso» fuerza la inestabilidad económica
Desde que se puso en marcha el «proceso», el mundo empresarial y financiero, además de estudios de bancos de inversión, han llamado la atención sobre el impacto negativo que tendría una hipotética secesión de Cataluña. Ahora, cuando la deriva parece llegar a su objetivo final, es decir, a la declaración unilateral de independencia, se empiezan a concretar los efectos. Tras el 1-O, la Bolsa pasó factura, de manera especial a las empresas catalanas cotizadas. El Banco Sabadell cayó un 4,53% y CaixaBank el 4,43%. También se vieron afectados el BBVA, que se dejó un 2,37%, y Bankia, que perdió el 3,33%. La preocupación en el mundo empresarial es mucha, sobre todo ante la posibilidad de una declaración de secesión en el Parlament el próximo día 9. El Círculo de Economía, que reúne a las grandes corporaciones e instituciones financieras catalanas, expresaron ayer su «máxima preocupación ante la posibilidad de una declaración unilateral de independencia». Una prueba más: la empresa biotecnológica Oryzon acaba de anunciar que deja Barcelona para trasladar su sede a Madrid. ¿Son conscientes los líderes nacionalistas de esta situación? Puede que sí, incluso que la estén propiciando. «Ara», el diario de cabecera del independentismo, publicaba ayer un artículo en el que decía que lo único que obligaría al Estado a negociar y a la implicación de la UE es «que se vea en peligro la estabilidad económica».
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