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El realismo político de Rajoy
Cuando Mariano Rajoy ganó las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011 y accedió a la presidencia del Gobierno, la situación económica de nuestro país era alarmante: al borde del rescate y con una prima de riesgo que había superado los 450 puntos. Baste recordar que el 24 de julio de 2012, hace ahora tres años, alcanzó su máximo, con el 638,42 puntos, lo que hacía imposible la financiación de la deuda española. A fecha de 2 de enero de este año la prima había descendido hasta 98,42. Con una tasa de desempleo que llegó a superar el 27% (abril de 2013), era de sentido común que para Rajoy no hubiese nada más prioritario que sacar a España de la crisis y volvernos a situar en la senda del crecimiento. No había otra opción y quienes pusieran en duda que esa opción estratégica suponía jugarse a una sola carta la legislatura y que era arriesgado y difícilmente capitalizable en el terreno electoral tenían una visión política de corto alcance. ¿Que hace falta «relato»? El «relato» no podía ser otro que frenar la pérdida del empleo y volver a crecer. Ayer, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), de las grandes economías industrializadas España será la que más crecerá en 2015. Las previsiones de este organismo suben seis décimas la estimación de expansión de nuestro país que había anunciado el pasado mes de abril. De esa manera, se situará en el 3,1%. Aunque para 2016 el FMI frena el crecimiento global (el informe se basa en en estudio de 26 economías mundiales), para España sigue manteniendo unos datos al alza. Por otra parte, la OCDE, según un estudio publicado ayer, prevé que la tasa de paro en España bajará este año hasta el 21,5% (no perdamos de vista que en abril de 2013 se situaba en el 27%), hasta llegar en el ejercicio de 2016 al 19,7%. No hay que ocultar un hecho clave: que nuestra tasa de desempleo supera la media de los países de la UE, pero, según este organismo, España será uno de los estados con uno de los crecimientos del empleo más altos. Esta institución estima que en 2015 los puestos de trabajo se incrementarán un 2,9% y el próximo año un 2,8%, frente al 1,3% y el 1%, respectivamente, de media de la OCDE. De los datos de crecimiento de nuestra economía y de disminución del paro pueden extraerse dos conclusiones. La primera, de ámbito internacional, es que la crisis griega no ha supuesto un estancamiento en los países de eurozona, y de manera especial en España. La segunda, que las políticas reformistas puestas en marcha por el Gobierno están surtiendo efecto. Achacar a Rajoy que con una política económica rigurosa y de contención del gasto no se ganan unas elecciones es no ser consciente de la situación en la que hace tan sólo tres años se encontraba nuestro país. Por responsabilidad, sólo había una opción: levantar nuestra economía y hacerlo sin fórmulas milagrosas e irrealizables.
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