El taxi necesita un trato justo para poder competir

El sector del taxi secundó ayer masivamente una jornada de protesta contra la competencia desleal de las plataformas de vehículos de alquiler con conductor (VTC), como Uber o Cabify, y en demanda de un marco legal que regule el sector. Es un conflicto enquistado que se ha agravado después de que los tribunales hayan comenzado a conceder licencias de VTC como consecuencia del vacío legal existente entre 2009 y 2013. En ese contexto de desregulación, el taxi ha salido perjudicado sin que la Administración haya sabido paliar la situación. Las empresas de VTC han explotado estas facilidades para sobrepasar los límites que el Gobierno implantó en 2015 en un baldío intento de reconducir el desbarajuste. La realidad, reconocida por el Ejecutivo, es que la proporción de VTC respecto al número de taxis (una por cada treinta) es sobrepasada con suficiencia hasta el punto que los títulos de los primeros ya triplican a los que les corresponderían en virtud de la norma. Las 10.000 licencias de Uber y Cabify que se lograrán en los próximos meses por la vía judicial gracias a las lagunas legales multiplicarán por siete la desproporción y disparará las dificultades y los agravios del taxi. Urge, por tanto, que el Ejecutivo apruebe el cuadro normativo que necesita el sector para ordenarlo y hacer posible una convivencia justa de los dos servicios de transporte. En ese nuevo escenario, que se presume para el próximo año, el taxi tiene también deberes que atender para actualizarse y modernizarse hasta poder competir con garantías en ese mercado exigente que ya es imparable.