Relaciones internacionales

En diplomacia debe primar la prudencia

La Razón
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La primera semana en la Casa Blanca de Donald Trump no ha desmentido su imagen de hombre impulsivo que busca resultados inmediatos. Pero más allá del efectismo de sus primeras decisiones ejecutivas, que en muchos casos responden a los planteamientos tradicionales del Partido Republicano o sólo dan continuidad a la política de anteriores administraciones, el nuevo presidente de los Estados Unidos no ha tomado ninguna decisión que suponga cambios de calado en las relaciones internacionales o en los compromisos de Washington con sus aliados. Ni siquiera el desencuentro con México, más debido a un desahogo verbal del nuevo presidente que a otra cosa, parece que vaya a ir hasta sus últimas consecuencias. No hay, por lo tanto, razón alguna para que España modifique su estrecha relación de alianza y amistad con los Estados Unidos, país con el que compartimos intereses defensivos de la mayor importancia, tanto en el seno de la OTAN como en la cooperación bilateral contra el terrorismo. Las voces españolas que, a nuestro juicio, se han alzado precipitadamente contra la nueva Administración norteamericana, incluso dando pábulo a rumores y bulos que los hechos han desmentido, deberían tranquilizarse y recordar que en la diplomacia, sobre todo cuando se trata de un país aliado y amigo, deben primar la confianza y la prudencia. Siempre.