Bruselas
Europa somos nosotros
Cuando se anunció la candidatura de Miguel Arias Cañete como número uno del Partido Popular para las elecciones europeas, éste dijo que con quien le gustaría realmente debatir era con Martin Schulz, número uno de los socialistas europeos a la presidencia de la Comisión Europea, y no con Elena Valenciano, cabeza de lista por el PSOE; lanzó un doble mensaje. Por un lado, que la discusión debía ir más allá del ámbito doméstico y de los cálculos socialistas que buscan a la desesperada que el PP sufra un castigo después de dos años gestionando la crisis económica; por otra parte, que el verdadero enfrentamiento político debe darse en el corazón de las instituciones europeas. En definitiva, es en Bruselas y en Estrasburgo donde nos estamos jugando de verdad nuestro futuro. El contexto económico y político así lo exigen. Como alertó ayer Arias Cañete, los extremismos y los euroescépticos están tomando posiciones en este momento de crisis con el objetivo de desmantelar la UE. Las elecciones para el Parlamento europeo no deben convertirse en una válvula de escape para dar salida a programas utópicos, contestatarios o puramente testimoniales. La defensa de Europa es estratégica: el PP accedió al Gobierno con un sector financiero bloqueado y un déficit de 57.000 millones, cubierto en parte por ayudas de la UE, y ha conseguido que España recupere posiciones para poder decidir en cuestiones claves. «No sólo hemos recuperado el terreno perdido en la Unión Europea sino que España ha vuelto a la sala de mando donde se decide el futuro de la UE», dijo ayer Mariano Rajoy. Sin una política europea seria, que sea capaz de trabar alianzas en un escenario geográfico complejo, nos situamos en desventaja en la compleja administración de la UE. Miguel Arias recordó que nuestro país perdió 46.000 millones de fondos europeos bajo los anteriores gobiernos socialistas por falta de socios sólidos. Tener una posición favorable en la Política Agraria Común (PAC), por ejemplo, es clave para conseguir un acuerdo que ha supuesto 47.000 millones en siete años. La renovación del Parlamento de Estrasburgo se produce en un momento crucial: la consolidación fiscal es compatible con el crecimiento, algo que avalan la mayoría de gobiernos europeos; la recapitalización de los activos malos ya ha empezado con una transferencia de 50.781 millones a la Sareb, y el fondo europeo de empleo juvenil ya ha recibido 1.800 millones. Pero queda mucho por hacer: el Gobierno ha propuesto revisar las competencias del Banco Central Europeo. España ha hecho una gran aportación que la candidata Elena Valenciano no debería olvidar para centrar el debate: la situación económica heredada por Rajoy puso en peligro la continuidad del euro en el futuro de la eurozona; ahora ya nadie duda de su continuidad.
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