Isabel García Tejerina
Gobierno para el diálogo y refrendo del equipo económico
En el nuevo Gobierno de España destacan claramente dos ideas fuerza: que su presidente, Mariano Rajoy, está dispuesto a afrontar la legislatura, que por fin comienza, desde el compromiso de diálogo con el resto de las fuerzas políticas, y el refrendo a su equipo económico desde el convencimiento personal de que, si tanto el ministro de Economía, Luis de Gindos, como el titular de la cartera de Hacienda, Cristóbal Montoro, han hecho un buen trabajo cuando la situación era difícil, ahora podrán dar con el mismo éxito el empujón definitivo al crecimiento. Hay, tal vez, una sutil recompensa mayor en el caso de De Guindos, a quien se le encarga también el departamento de Industria y Competitividad –aunque sin llegar a atribuirle una vicepresidencia–, pero que tiene, asimismo, una lectura lógica en el hecho de que se trata de dos carteras muy vinculadas al nuevo modelo de crecimiento que busca Mariano Rajoy, basado en un tejido empresarial más fuerte, extenso, innovador y competitivo, y que cree empleo de calidad. Con De Guindos se garantiza continuidad e impulso expansivo, aprovechando un escenario presupuestario más favorable en el seno de la UE. En su labor europea, De Guindos contará con el refuerzo de un diplomático veterano como Alfonso Dastis Quecedo, que sustituye al frente de Exteriores a José Manuel García Margallo. Dastis es un profundo conocedor de los vericuetos de Bruselas, donde ha ejercido la representación de España ante la UE desde 2012. Pero nuestra política europea no prevé renunciar al cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit y del techo de gasto acordados con Bruselas, aunque se puedan buscar fórmulas más flexibles. Mariano Rajoy está firmemente convencido de que el control del déficit es clave para unas cuentas saneadas y una economía eficiente. Ahí entra la figura de Cristóbal Montoro quien, si bien pierde una parte del departamento de Administraciones Públicas, conserva el fundamental control de los ingresos y gastos del Estado, que ha llevado a cabo con notable eficacia en la peor época de la crisis, y la gestión de la Función Pública, que es uno de los cuerpos del Estado pendientes de completar su reforma y modernización. Del resto del núcleo económico hay que destacar que se mantienen Fátima Báñez en la cartera de Empleo y Seguridad Social, con el mercado de trabajo ya en franca recuperación, lo que avala la reforma Laboral, e Isabel García Tejerina al frente de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. También que se incorporan Íñigo de la Serna Hernáiz al Ministerio de Fomento, en sustitución de Ana Pastor, ahora presidenta de las Cortes, y Álvaro Nadal Belda como titular del nuevo departamento de Energía, Turismo y Agenda Digital. El perfil de De la Serna, como el del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido Álvarez, ex alcalde de Sevilla y juez de carrera e, incluso, el de María Dolores de Cospedal, al frente de Defensa, responde a un guiño al municipalismo, tan caro al presidente del Gobierno, y a su preferencia por la gestión profesional, sin estridencias. Por el contrario, la elección de Álvaro Nadal, hasta ahora asesor económico en Moncloa y experto en Energía, da cuenta de la preocupación de Mariano Rajoy por el futuro de nuestro modelo energético, cuya transformación no ha podido culminar en su primera legislatura. En resumen, un equipo económico muy solvente y sólido que confirma la confianza que siempre ha mantenido Mariano Rajoy en su estrategia para el crecimiento. Pero esta legislatura, en minoría parlamentaria, exigía al mismo tiempo un equipo capaz de tender puentes con la oposición para garantizar en lo posible la gobernabilidad de la nación y, lo que es igual de importante, las dos reformas que necesita España con mayor urgencia: el modelo de financiación territorial y el pacto de Estado por la Educación. Las dos figuras clave en esta labor serán la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que incorpora al Ministerio de Presidencia las competencias de Administración Territorial, e Íñigo Méndez de Vigo, que repite en Educación, por supuesto, pero que será también el portavoz del Gobierno. Con ellos, Dolors Monserrat, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que ha formado parte destacada del equipo negociador en el pacto con Ciudadanos, y Rafael Catalá, en Justicia. En definitiva, un Gobierno para cumplir el doble propósito que se ha marcado el presidente: estabilidad y crecimiento.
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