Cumbre de la UE
Huracán Merkel
Angela Merkel se convirtió ayer en el primero y hasta ahora único gobernante que repite victoria electoral saltando por encima de la dura crisis económica que afecta a Europa. Más aún, según los datos divulgados al cierre de esta edición, no sólo ha vuelto a ganar al candidato de los socialistas, sino que ha mejorado sus resultados de 2009 en casi un 10%, hasta alcanzar el 41,7% de los votos, frente a un 25,6% de su rival. Si bien es cierto que Merkel no podrá gobernar con sus aliados naturales, los liberales, que se quedan fuera del Bundestag al no superar la barrera del 5% de los votos, también es verdad que su nítido triunfo le permite una amplísima libertad de movimientos. Los alemanes han expresado con claridad en quién confían y a quién quieren de canciller. Las razones parecen obvias. En primer lugar, por el rigor y la responsabilidad con que Merkel ha gobernado, sin concesiones al populismo y sin generar falsas expectativas. Frente al programa de los socialistas, que buscaban el halago fácil de los ciudadanos, ella opuso una férrea defensa de la austeridad y su negativa rotunda a subir los impuestos porque va contra la creación de empleo y el crecimiento económico. También acertó la canciller con el tono europeísta de su discurso, frente al partido euroescéptico que amenazaba con arañarle votos. Merkel fue convincente al defender que el futuro de Alemania está en Europa y que ésta sólo puede avanzar desde la solidaridad y la responsabilidad de cada uno de sus países. Para España, es sin duda una buena noticia en la medida en que refuerza la alianza de dos naciones y la complicidad de dos gobiernos del mismo signo. Es decir, reafirma una forma común de encarar la crisis desde el realismo, la austeridad y el compromiso con el Estado del Bienestar. De hecho, no sería exagerado afirmar que el refrendo cosechado por Merkel supone de algún modo un espaldarazo a las políticas de ajuste y de control del gasto que ha llevado a cabo Mariano Rajoy, además de la puesta en marcha de reformas estructurales para hacer más competitiva la economía española, frenar la sangría del desempleo y recuperar la confianza de los inversores. En cuanto a la UE, no cabe duda de que el liderazgo de Merkel sale muy reforzado, incluso a ojos del presidente francés Hollande. Europa necesita una batuta claramente identificable que marque el ritmo de su mayor integración. Y ésta es también una gran noticia, pues los electores alemanes, al darle la espalda a los cantos de sirena de los nacionalistas antieuropeos, han reafirmado su fe en la construcción europea bajo los postulados de la canciller. Por tanto, cabe esperar a partir de ahora una agilizacion de los trámites y negociaciones para alcanzar una mayor unidad bancaria y una política fiscal coordinada.
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